4

—Sabíamos que existía un perfil a nombre de Alex Blame—dijo Smallbird poniendo gesto de cansancio— pero justo cuando íbamos a investigarlo aparecieron los videos y…

—Jefe, —dijo Arjona interrumpiendo la conversación— ¿De veras tengo que seguir visionando los archivos …?

—¡Largo Arjona! —gritó Smallbird descargando toda su frustración en su ayudante— Y dile a Gracia que venga inmediatamente con su portátil.

—También revisé por encima los relatos que había en el disco duro y no me pareció que fuesen tantos. —comento Smallbird dirigiéndose de nuevo a la joven.

—Los relatos más largos solía dividirlos en entregas a la hora de publicarlos, por eso en la página Web eran ochenta y ocho…

—Que son justo las puñaladas que recibió. —dijo el detective confirmando a la joven lo que habían dicho los periódicos—¿En esa web también le gustaba coleccionar enemigos?

—Desde luego. —respondió la joven— escribía bien y sus relatos eran bastante bien valorados pero eso no le importaba demasiado, lo que le gustaba era escribir y poner a parir a los otros escritores en los comentarios.

—¿Podrías indicarme el nombre de alguno de ellos? —peguntó el teniente cogiendo un block de notas.

—No es tan fácil. —respondió la joven.—Alex era de los pocos, si no el único, que usaba su propio nombre, la mayoría usan apodos para conservar su anonimato, dado lo controvertido de los temas que se tratan en esa página web. A Alex se la soplaba todo, pero la mayoría de los que escriben tienen padres, esposas, hijos..

—Entiendo. ¿Podrías entonces decirme algunos de los apodos?

—Sí, claro —dijo levantando sus bonitos ojos grises al cielo haciendo memoria— Los que más a menudo discutían con él eran Chupachochos, King Koño, Carpene Diem, A Pollazos y Chochopelocho.

—¿Sospechas de alguno en concreto?—tanteó Smallbird al joven.

—De todos y de ninguno. Una de las últimas veces que hablamos me dijo que tenía un trol.

—¿Un trol?

—Llaman así a la gente que se mete en los foros y en las páginas dando opiniones negativas y poco justificadas solo con el propósito de meter cizaña y en casos como en Guarrorelatos votar con ceros a la competencia para que sus relatos se vean beneficiados en el top de los más valorados.

—¿Tan en serio se toman eso de escribir guarradas?

—Algunos de ellos sí y Alex se mondaba. No llegó a decirme quien era su trol pero dijo que ya lo tenía casi identificado y que iba a amaestrarlo y ponerle una correa.

Smallbird levantó la cabeza e hizo pasar a Gracia con una seña . El teniente le indicó que abriese el ordenador y buscase la pagina de guarrorelatos y el perfil de Alex Blame. En cinco minutos tuvo el perfil de Blame en la pantalla. En él figuraba su nombre nacionalidad, edad y un poco más abajo figuraba el número de relatos que como había dicho la joven eran ochenta y ocho. Además figuraba el número de valoraciones y comentarios que había hecho y un poco más abajo una sección que ponía sus autores y relatos favoritos.

Smallbird abrió la sección de autores favoritos en la que había apenas media docena. Bajo cada apodo había un breve comentario en los que más que amable o impresionado se mostraba condescendiente. Uno de ellos le llamó especialmente la atención. “Tiene unas historias originales podría llegar a ser un escritor de mediocre talento, si fuese capaz de escribir dos palabras seguidas sin cometer una falta de ortografía.

Sí esos eran los que le llamaban la atención, el teniente no se podía imaginar cómo trataría a los que escribían mal o trataban de hacerle la puñeta.

Smallbird repasó el listado de relatos. Al lado de cada relato había unas estrellas y si pinchaba sobre ellas había un sencillo gráfico con las valoraciones y un enlace para los comentarios.

Eligió uno de los relatos al azar “Groom Lake” y revisó los comentarios. El relato era bastante antiguo y apenas tenía un par de comentarios. Mientras que los comentarios venían acompañados del apodo de quien los mandaba, las valoraciones eran anónimas. Le preguntó a Gracia si podía averiguarlo pero tras trastear unos segundos en las líneas de código de la página dijo que la información relativa a la IP de procedencia de las votaciones se borraba automáticamente y que sería muy difícil si no imposible identificar a los votantes.

—Tengo una última pregunta, Vanesa. —dijo el detective — Si el asesino es uno de estos tipos ¿Cómo demonios localizó a tú nov… a Blame?

—Eso es algo que no me explico. Alex era muy cuidadoso en todo lo que se refería a su intimidad. Todos los días barría la red en busca de posibles rastros que pudiese dejar su navegación. Utilizaba nombres y direcciones supuestas hasta en sus operaciones financieras y hasta hacía rebotar su IP cientos de servidores remotos. A pesar de que usase su nombre verdadero no había nada más que pudiese averiguar nadie sobre él.

Interrogó a Vanesa un rato más sin obtener más detalles de importancia. Tras recordarle que tenía su tarjeta si necesitaba o recordaba algo le acompañó fuera de la oficina y le pidió a uno de los agentes que la acercase hasta casa.

Hirviendo por dentro y buscando posibles razones para que se le hubiese escapado esa pista, reunió de nuevo a todos los detectives en las sala de juntas.

—Bueno, chicos. Tenemos noticias. Tanto el tío como la sobrina tienen una coartada que no nos costará demasiado comprobar. Esa es la mala noticia. —comenzó Smallbird—La buena es que tenemos una nueva pista que explotar.

—¡Bien! —exclamo Arjona—Adiós a los videos de caballeros haciendo guarradas. Menos mal, ya estaban empezando a parecerme unas pollas más bonitas que otras. ¿Qué hacemos ahora?

—Lo primero que vais a hacer es devolver a Viñales todo los archivos para que los destruya dejando solo una copia por si los necesitamos más adelante. Arjona, tú y Camino vais a investigar las coartadas de Vanesa y Salvador mientras que los demás vamos a investigar el perfil y los relatos de Alex Blame rastreando los comentarios y haciendo una lista de autores que pudiesen estar enfrentados con él. Una vez los tengamos los compararemos y elegiremos los que más susceptibles de estar los suficientemente enfadados como para matar.

—¿Cuando empezamos? —preguntó Carmen.

—Me temo que no podemos esperar. Debemos recuperar el tiempo perdido. Empezaremos ahora mismo y quiero que tengáis una lista de sospechosos antes del mediodía de mañana.—dijo Smallbird viendo como todos ponían cara de circunstancias, conscientes de que el día iba a ser muy largo — Cuando tengamos la lista y la comparemos se la daremos a Viñales para que averigüe quién está detrás de los seudónimos y podamos interrogar a esas personas.

—Ahora, manos a la obra, no hay tiempo que perder.

En cuanto dejó a los chicos se fue al despacho del comisario. Cuando le contó todas las novedades vio como Negrete cambiaba de color hasta ponerse casi violeta. Durante dos minutos estuvo bajando santos al más puro estilo de los cabreros de la sierra extremeña de la que provenía. Finalmente se calmó un poco, cogió un vaso y una pequeña botella de Chivas que todo el mundo sabía que guardaba en su escritorio y sirviéndose una generosa medida se la bajó de un solo trago. Después de ofrecerle un trago al teniente, que Smallbird declinó cortésmente, le despidió diciéndole que no reparase en horas extras para avanzar en la investigación lo más rápido posible.

Sin pararse a hablar con nadie salió a la calle y fumó dos cigarrillos seguidos mientras observaba como caía la tarde e intentaba serenarse un poco. Ya más tranquilo gracias en parte a la nicotina, fue al bar que había enfrente de la comisaría, se comió un bocadillo de calamares y volvió a su oficina con una caja de donuts y cafés decentes para repartir entre la tropa.

Smallbird dejó a los chicos lanzándose sobre los donuts con voracidad. Una vez en su despacho no se demoró más pensando en el tiempo perdido y se enfrascó en el trabajo. Abrió de nuevo el perfil de Alex Blame y echó un vistazo a los comentarios de todos sus relatos para ver quien persistía en enviar comentarios hirientes de forma reiterada.

Pronto obtuvo resultados e identificó a Chupachochos, King Koño, A Pollazos y Carpene Diem. Luego pinchó en los apodos para estudiar los perfiles. Descartó en un principio a A Pollazos y a Chupachochos por ser Colombiano y Argentino respectivamente y se centró en los otros dos.

De los dos que le quedaban King Koño parecía ser una mujer a la que le encantaba que la vejasen y la insultasen así que Alex se ponía las botas llamándola de todo sin que la mujer hiciese poco más que insultarle blandamente para que Blame le diese cera a conciencia.

Sin embargo Carpene Diem con su jueguecito de palabras en latín parecía querer presentarse como alguien culto que escribía relatos de calidad.

Revisó su lista de relatos y escogió uno de la categoría de tríos. El tipo escribía bien y no cometía demasiadas faltas de ortografía pero tenía un estilo frío. Parecía que estaba contando a alguien el resultado de un examen más que escribir un relato.

Al principio el argumento le resultó interesante; Trataba de una mujer que estaba escapando de su cómplice en un atraco con el dinero y su coche se había averiado en una zona remota. Caminando en busca de ayuda se encontraba un viejo caserón dónde un grupo de científicos que están trabajando en la aplicación de detector de radares para android definitiva le daban cobijo. Pronto la joven se hace la reina de la casa debido a su astucia y a la ingenuidad de los científicos y los anima a su estilo para que acaben la aplicación y así poder robársela y venderla por su cuenta.

Fue en ese momento cuando al imaginarse a la joven le vino a Smallbird la figura de Bárbara Stanwyck en Bola de Fuego. Con una sonrisa torcida Smallbird resopló y se enfrascó de nuevo en la lectura:

… Los hombres se reunieron alrededor de ella mientras cantaba con voz lenta y sensual. La joven se sentó sobre la mesa de la biblioteca y la falda de su vestido se subió ligeramente mostrando una generosa porción de sus muslos, excitando la poderosa imaginación de los ingenuos sabios.

Con naturalidad, como si lo hubiese hecho mil veces, se puso de pie sobre el pulido nogal y empezó a bailar de forma sugerente sin dejar de cantar. Los cinco hombres se pusieron alrededor de la mesa y siguieron el ritmo de la música golpeando la superficie de la mesa con las palmas de sus manos.

Cuando la se abrió el vaporoso vestido de algodón mostrando un cuerpo escultural, solo tapado por un escueto conjunto de ropa interior de seda negra, las manos se quedaron automáticamente quietas y Débora disfrutó de las miradas ansiosas excitándose hasta sentirse tremendamente mojada por dentro.

Sin pensar en nada más que en aquellos hombres que le adoraban y que en esos momentos estarían dispuestos a hacer cualquier cosa por ella, continuó bailando y acariciándose sus pechos y el interior de sus piernas.

Cuando la joven se quitó el sujetador y mostró unos pechos tan duros y hermosos como los de la Venus de Millo los cinco hombres tragaron saliva a la vez y se revolvieron inquietos sin saber muy bien qué hacer.

Suspirando con impaciencia, la joven se tumbó sobre la mesa y le dijo a Diego que le quitase las bragas.

Diego intentó decir algo señalándose y balbuceando algo ininteligible antes de que Rosco se le adelantase y le sacase las bragas de un tirón apresurado.

La joven arqueó su cuerpo y lo retorció envanecida por las miradas de admiración de los científicos y sentándose y poniéndose de cara a Rosco que parecía el más avispado abrió las piernas mostrando al científico un sexo lampiño rosado y tumultuoso.

Rosco intercambió una mirada con la joven pidiendo permiso y ante su leve asentimiento se lanzó sobre ella como un lobo hambriento. Débora se dobló sobre la cabeza del joven científico cuando este envolvió su delicado sexo con la boca y le chupó y le lamió su aterciopelado clítoris con violencia.

Los gritos y suspiros de la joven parecieron despertar a los científicos de su estupor y se lanzaron a acariciar y besar el cuerpo de la joven.

Débora se sintió arrasada por el placer y la soberbia cuando manos y bocas le asaltaron chupando, mordisqueando , tironeando y retorciendo. Su cuerpo entero hormigueaba y su sexo y sus pezones ardían excitados por las bruscas caricias de unos hombres excitados pero poco experimentados en el arte del amor.

Tras un gran esfuerzo logró apartar su cuerpo escalofriado por intensas sensaciones de los labios y las manos que las provocaban y se plantó ante los cinco hombres jadeante e imperiosa.

—¡Desnudaos! —dijo la joven lacónica mientras posaba ante ellos, solo vestida con las sandalias de tacón que le habían conducido a aquella mansión hacía ya más de una semana.

Los hombres, unos con cara de ilusión, otros con cara de deseo, le obedecieron con diligencia.

Ninguno de los cuerpos de aquellos hombres era igual, pero todos eran atractivos a su manera, Rosco alto, musculoso y seguro de sí mismo, Diego, anciano, menudo y miope le recordaba a un pajarillo desamparado, Nilo rellenito y lampiño le recordaba a un querubín, Felipe orgulloso y a la vez inseguro con aquella impresionante herramienta y Ananías serio y pensativo hasta cuando estaba empalmado.

Se acercó y acarició con sus suaves dedos las cinco vergas con suavidad hasta asegurarse de que estaban todas perfectamente preparadas, y arrodillándose frente a Nilo cogió su cipote y se lo metió profundamente en la boca.

La joven empezó a chupar y acariciar la polla de Nilo que gemía quedamente mientras el resto de los genios le rodeaban observándole con sus pollas tremendamente congestionadas apenas a unos centímetros de su cuerpo.

Débora sacó la polla de Nilo de su boca con un jadeo y sin siquiera mirar cogió otra polla al azar y casi se ahogó al encontrarse con la tremenda polla de Felipe en el fondo de su garganta. Estaba tan caliente que lo único que pensaba era en devorar todas aquellas pollas a la vez. En unos instantes se vio chupando el enorme monstruo de Felipe y pajeando las pollas de Ananías y Diego mientras Nilo frotaba su polla contra sus pechos grandes y colgantes y Rocco alzaba sus nalgas para penetrar en su coño chorreante de deseo.

La joven emitió un grito sofocado por la verga de Felipe y se dejó llevar complacida con los tremendos empujones de Rosco y las manos y las pollas que le acosaban, le acariciaban y arañaban ansiosas.

Tras un par de minutos Rocco se corrió en su interior llenando su vagina de cálido semen. La joven, con varios empujones se separó electrizada con los pezones erectos, la piel de gallina y el semen de Rocco corriendo por el interior de sus broncíneas piernas.

Los hombres se quedaron un poco confundidos sin saber que hacer hasta que ella tomó la iniciativa tirando a Nilo sobre la alfombra y ensartándose su polla con un largo gemido. El resto de los genios observaron como cabalgaba sobre el querubín a un ritmo salvaje hasta que Felipe se acercó y lubricando su polla la acercó al culo de Débora. La joven pegó un fuerte alarido cuando la gran herramienta superó el esfínter y penetró en el estrecho conducto de la joven.

Débora pensó que sus tripas iban a reventar al sentir como la polla de Felipe se abría paso por ellas mientras Nilo seguía moviéndose en su interior. El dolor fue brutal pero poco a poco su cuerpo fue adaptándose y el dolor fue dejando paso a un intenso placer.

Débora abrió la boca para expresar el intenso placer que estaba experimentando y ese fue el momento que Diego aprovechó para meter su miembro en ella. La joven gimió y se atragantó pero comenzó a chuparla de buen grado. Con todas sus oquedades ocupadas la joven respiró profundamente y aprovechando que Diego agarraba su larga melena para sostener su cabeza de modo que pudiera penetrar en su boca lo más profundo posible, la joven separó sus brazos y agarró las dos pollas restantes empezando a pajearlas.

Grandes lagrimones comenzaron a correr por las mejillas de la joven mientras los cinco hombres movían sus caderas extasiados disfrutando del hambre insaciable de polla de la joven. El esfuerzo hacía que el sudor corriese por los torsos de los hombres y entre los pechos de la mujer como pequeños riachuelos. Los movimientos se volvieron más intensos, más rápidos y más acuciantes presagiando un cercano final .

Débora fue la primera en correrse. Su cuerpo entero se arqueó al sentir la joven como un cúmulo de sensaciones rompía todos los diques que se le presentaban arrollando todo su cuerpo con un placer incontenible. Jadeando con fuerza y gritando aun con la polla de Diego en su boca, la joven no dejó de moverse hasta que los cinco hombres que la estaban follando se corrieron prácticamente todos al mismo tiempo, eyaculando abundantemente en su coño, en su culo, en su boca, en su cara y en su espalda…

Smallbird apartó la imagen de la Stanwyck tirada en el suelo de la sala con su cuerpo cubierto por el semen y el sudor de cinco hombres de su mente y siguió leyendo.

El relato acababa rápidamente describiendo como la joven se arrepentía de sus planes y se quedaba con los científicos convirtiéndose en su alegre esclava sexual.

Smallbird se estiró en el asiento y su polla erecta tropezó con el escritorio recordándole que hacía tiempo que no echaba un polvo decente. Al final del relato pinchó en los comentarios y entre todos ellos destacaba el ácido comentario de Blame.

Alex Blame (ID: 1418419)

2014-08-06 16:14:24

Un principio esperanzador, en la línea de la más pura novela negra que has jodido, como siempre, plagiando una vieja película de 1941, pensando que porque nos matemos pajas somos tontos del culo. Para otra vez publicas este tipo de relatos en la sección de parodias y no me obligarás a ponerte un terrible.

El sexo ha sido entretenido pero un poco precipitado y que se corran todos los zopencos a la vez no termina de convencerme. Te diría que dejases de dedicarte a esto y te fueses al monte a follarte cabras pero como no me vas a hacer caso buena suerte con eso que llamas relatos con algo más que folleteo.

Como Smallbird esperaba, el escritor se daba por aludido y respondía en tono airado pero sin demasiada gracia y con frases hechas:

Carpene Diem (ID: 1459899930)

2014-08-06 19:35:02

Es lo que hay, está visto que no se hizo la miel para la boca del burro. No sabía de la existencia de esa película y si los argumentos se parecen es pura casualidad. LA VERDAD ES QUE, TENGAS RAZÓN O NO, ESTAS NO SON FORMAS DE CRITICAR A UN COMPAÑERO ESCRITOR QUE LO ÚNICO QUE QUIERE ES COMPARTIR SU TALENTO CON LOS DEMÁS SIN ESPERAR MÁS RECOMPENSA QUE UNAS PALABRAS AMABLES Y CRÍTICAS CONSTRUCTIVAS. SEÑOR BLAME PUEDE OPINAR TODO LO QUE QUIERA PERO YO NO ME REBAJARÉ A INTERCAMBIAR INSULTOS CON USTED. QUE TENGA UN BUEN DÍA.

La conversación continuaba siempre más o menos en ese tono, con el señor Carpene Diem intentando mantener su dignidad mientras Blame le destruía metódicamente hasta obligarle a abandonar.

Smallbird apagó el ordenador y echó un vistazo al reloj. Eran las once de la noche, por aquel día era suficiente. Despidió a todos y se fue a casa dónde se bebió tres Gyntonics y fumó medio paquete antes de irse a la cama.

PARA CONTACTAR AL AUTOR:

alexblame@gmx.es

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *