“Se precisa mujer seria y respetable para experiencia poco habitual. 30-50 años. Se garantizan aventuras y discreción.”
Después de la experiencia que le había preparado su dueño el Sr Parker en el Motel, Carmen pasó el resto del día como flotando en una nube a pesar de que sonreía cuando notaba resentidas algunas partes de su cuerpo. Por la noche, ya en su casa, Carmen no acababa de ordenar sus ideas acerca de lo acaecido aquel día. Por una parte había tenido la mejor experiencia sexual de su vida en aquel sucio motel con el Sr. Parker, y eso la había dejado marcada, alucinada, sobrecogida… la manera como él la había comido el sexo aún la mantenía húmeda recordándolo. Una vez más tenía la sensación de que ha pasado por la vida perdiéndose muchas cosas buenas y se sentía decidida a recuperarlo. Con todo, lo que no podía quitarse de la cabeza era la enorme excitación que había sentido cuando aquel negro gigante, el recepcionista del hotel, la tocaba impunemente mientras ella se dejaba hacer. ¡Pero si ni siquiera era el Sr Parker a quien ella consideraba como su “amante”!
Estaba segura de que cualquier día Parker la pediría y ella se prestaría a hacer un trío, o a participar en un juego con muchos hombres y esto, para la chica bien que Carmen siempre había creído ser, era demasiado… una parte de ella sentía que quizá debía abandonar aquel juego antes de degradarse aún más, pero otra parte de ella se moría por seguir practicándolo e incluso sentía terror de que acabase el mes de duración que había marcado Parker.
Si todo aquello no era suficiente, el hecho de que su amiga Ana conociese sus “andanzas” ponía un punto más de inestabilidad y morbo a su aventrura. Al menos, las confidencias que Ana le había hecho y las enormes ganas de participar en algo así que le había confesado la hacían pensar que Ana estaba con ella. ¿Se enfadaría Parker por habérselo contado sin consultárselo antes? ¿O quizá tendría otras ideas para Ana? ¿Las pedirá hacer algo entre las dos mujeres? El mero pensamiento de que algo así ocurriese la mantenía una vez más excitada y asustada ¿sería capaz de tener algo con su amiga Ana? ¿llegaría a ese extremo su propia perversión?… era demasiado.
Como todos los lunes, su marido llegó tarde y cansado de trabajar y no la hizo ningún caso. Carmen, en la cama, pasó varias horas sin poderse dormir dando vueltas a la cabeza y tratando de ordenar todo lo ocurrido. A la mañana siguiente, estaba loca por quedarse sola en casa para escribir un mensaje a Parker y contarle todo lo que tenía en mente.
“Buenos días Sr Parker
En primer lugar, quería agradecerle lo que pasó ayer en el Motel… tengo que reconocer que ha sido el episodio sexual más placentero de mi vida y todo se lo debo a usted. Ello me reafirma en mi voluntad de seguir participando en nuestro juego y, como siempre, espero ansiosa instrucciones.
También quería comentarle que Ana, una de mis amigas, está al corriente de nuestro juego. El día en que me vino usted a buscar a clase de sevillanas nos vio cuando estábamos aparcados junto al parque, y vio lo que hice yo allí sobre su cuerpo. Me ha pedido que le contase todo, y me ha prometido que nuestro “secreto” está a salvo con ella. De hecho, se excitó mucho cuando le conté lo que hemos hecho y me dijo que sentía envidia por mí.
Espero de todo corazón que esto no cambie lo nuestro, pero creo que tenía que contárselo. Le deseo con todas mis fuerzas y, cualquier recuerdo de nuestras aventuras, me hace ponerme caliente como una adolescente. Tengo pánico de que acabe nuestro mes.
Besos, Lorena.”

Carmen se dio cuenta de que el mensaje que había escrito la había dejado especialmente inquieta. ¿Y si Parker se enfadaba y la abandonaba? Lo cierto es que no faltaba mucho para que terminase su mes de juegos, pero no quería renunciar ahora a todo ello. A media mañana ya tenía un mensaje de Parker como respuesta.

“Lorena,
Siento cierta preocupación de que otras personas conozcan nuestra historia. Como sabes, mi reputación es un elemento básico de mi vida personal y profesional, y no puedo permitirme ningún desliz. Sé que tú tampoco, y confías en mí hasta el punto de permitirme tener fotos comprometidas tuyas.
Ahora lo de Ana es inquietante. Me ha parecido un error por tu parte habérselo contado y estoy pensando en castigarte por ello. Es absolutamente necesario que no cuente nada de lo que sabe a nadie. Para ello, creo que lo mejor es introducirla en nuestro juego y eso tienes que conseguirlo tú, Lorena.

 

No son los planes que yo tenía, pero ahora tenemos que conseguir sacar a la puta que lleva dentro ¿no te ha reconocido qu se excitó cuando lo contabas y que te envidiaba? Ahora vamos a ver si es verdad. Quiero que tomes tú la iniciativa para introducirla. Quizá sea una buena idea citarnos mañana por la noche en algún Pub discreto. Decid a vuestros maridos que hay una cena de amigas. Parker”
El correo del Sr Parker había dejado a Carmen inquieta y asustada. Se dio cuenta de que tenía auténtico pavor a que acabase el juego, que lo necesitaba para sentirse viva. Se sintió responsabilizada, y no quería fallar más a Parker. Por otra parte, la referencia a que él la castigase la había excitado “Joder, soy una auténtica puta” –pensó-. Además, tenía que reconocer que introducir a la “recatada y perfecta” Ana en este juego le producía un enorme morbo. Sabía que en este momento estaría trabajando en la sucursal bancaria y le puso un mensaje a su teléfono móvil “Ana, llámame cuando puedas desde un sitio discreto”. En menos de 10 minutos su teléfono estaba sonando:
– Dígame
– Hola Carmen, soy Ana. Me he escapado a la calle…
– Hola Anita!, ¿qué tal estás? Espero que no te quedases ayer muy inquieta por nuestra conversación…
– ¿Inquieta? Lo que me dejó es absolutamente celosa y excitada… yo quiero un Sr Parker jajaja… discreto, elegante, efectivo…
– jajajajaja pues estás de suerte, mañana he quedado con él, y me ha propuesto que vengas a tomar algo con nosotros. Un plan tranquilo, no te esperes nada… nada… nada sucio jajajaja que no encuentro otra palabra.
– ¿Mañana?
– Sí, por la noche… tendríamos que decir que tenemos una cena de amigas ¿puedes?
– ¡Claro que puedo! Pero ¿dónde vamos a ir? ¿qué me pongo? –se notaba excitación en las palabras de Ana-
– Es algo tranquilo… pero ponte guapa. El vestido negro ese que te deja los hombros descubiertos. Ese te sienta fenomenal.
– ¿Ese? Podría ponerme algo más atrevido… -dijo Ana dando más vueltas a su cabeza-
– Ponte ese Anita, ¿Vale? –Cortó Carmen, que se sorprendió a sí misma con un tono imperativo que no solía usar
– Lo que tú quieras –aceptó Ana, obediente, lo que dejó a Carmen una sensación curiosa-
– Te pasaré a buscar a las 8 y media, anda vuelve al trabajo… y no te pongas muy nerviosa que sólo vamos a tomar algo
– Ya lo estoy jajajaja. Un beso guapa.
– Adios
Carmen colgó el teléfono sonriendo. No había tenido que convencerla, Ana ya estaba loca por saber más. Una vez más Parker tenía razón y dentro de Ana había una puta. Entonces respondió al correo:
“Sr Parker, ya me he encargado de todo. Estaremos a las 22:30 horas en el Pub “Covent Garden”. Iremos vestidas a su gusto, elegantes y discretas y, para cuando usted llegue, habremos tomado ya las primeras copas.”
“Gracias Lorena, lo estás gestionando bien aunque tendrás tu castigo. Sólo una cosa: Antes de venir transmitelé las reglas de nuestro juego. Si entra es para hacer todo lo que nosotros pensemos. Puede abandonarlo cuando quiera pero sin retorno. Que lo tenga claro cuando venga. Parker”
La tarde siguiente Carmen recogió puntual a Ana que entró temblando en su coche. Rápidamente la reconfortó poniendo su mano sobre las suyas “Ana, no estés nerviosa, que sólo es una copa entre amigos”. Pero para Ana el contacto físico de la mano de Carmen le produjo un pequeño escalofrío. Pero Carmen continuó hablando:
– … bueno, si te he de ser sincera, Parker me ha pedido que te diga que si vienes es porque quieres participar con nosotros. Yo le he dicho que sí quieres, pero estás a tiempo de decir que no.
– Sí quiero, ya lo sabes. Me muero de ganas por probarlo. Aunque me da un poco de miedo darme cuenta de que necesito algo más de lo que hasta ahora he tenido. –Reflexionó Ana-
– Sí, a mí me pasa lo mismo. Pero yo ya me he dado cuenta, y tengo claro que quiero sentirme viva sin hacer daño a nadie. –Reconoció Carmen-
– ¿Podré con ello?
– Jajajaja tú misma lo vas a ver…
Parker se vistió elegante ese día. Su apariencia era la de un ejecutivo recién salido de una reunión importante: traje oscuro y de tejido ligero porque hacía calor, camisa blanca y corbata discreta. Entró en el pub que era el típico donde la gente de oficinas se queda a tomar algo con los compañeros después de la jornada de trabajo. Había bastante ambiente de personas y grupos hablando, y le costó encontrar a sus amigas. Lorena había elegido un sitio discreto al fondo de la barra. Lo cierto es que estaban preciosas.
Ana se había recogido el pelo en un moño alto y sofisticado, dejando sueltos algunos mechones para darse un aire informal. Se conocía y sabía lo que le quedaba bien. Morena, con ojos oscuros y grandes, muy guapa de cara, y con un cuerpo proporcionado y curvilineo, podría haber sido modelo si no fuera porque era una chica bajita. Hoy lo compensaba con unos tacones altos que estilizaban sus piernas. Llevaba el vestido que le había indicado Carmen: negro, con los hombros descubiertos, falda hasta la rodilla y un cinturón justo debajo de los pechos con una tosca hebilla plateada. Se notaba que tenía clase. No en vano era economista y subdirectora de una sucursal bancaria y estaba acostumbrada a ir arreglada y, pese al nerviosismo del momento, el gin tonic y la naturalidad de Carmen la estaban haciendo sentirse más relajada.
Carmen también se había arreglado especialmente. Sabía que Ana era muy guapa y quería estar a la altura. Se había puesto un vestido largo y ligero. Blanco estampado con grandes flores rojas y negras, sin mangas, con un tirante ancho y escote en pico. Sabía que eso realzaba su cuerpo, más ancho en sus caderas. Se puso el pelo recogido en una coleta al gusto del Sr Parker. Quería congraciarse con él y no era la única sorpresa que tenía: Braguitas blancas de “chica bien” y dentro de su sexo el huevo vibrador con mando a distancia que él la mandó comprar. Pensaba darle el mando a Parker en un descuido de Ana.
Caballerosamente saludó a ambas, con un beso en la mejilla a Carmen a la que llamó Carmen y no Lorena, y con un apretón de manos a Ana. Tomó un taburete libre, dejando a las chicas de pié tal como estaban. Era un gesto nimio, pero suficiente para dejar entrever cuál era el papel de él en el juego. Entonces pidió otro gin tonic y comenzaron la conversación hablando de cosas generales: De la gente que había en el Pub, del calor que hacía los últimos días… Estaban en la parte discreta del bar y no lejos de ellos había una pareja besándose apasionadamente. El hombre era claramente mayor que la chica que no llegaría a los 30 años. Parker bromeo sobre el caso “Mis compañeros de trabajo, cuando ven a una pareja besándose así dicen que esos dos no están casados…” y luego, al poquito tiempo añaden “… al menos entre ellos jajaja”. Las chicas rieron también, se notaba que habían tomado ya 2 gintonics cada una.
Carmen continuó hablando de los besos. De la importancia que tienen en el proceso de excitación para ella. Salió el tema de los “besos prohibidos”, los que se dan a alguien que no es tu pareja. Ana participaba activamente en la conversación. Ya no se notaba tan nerviosa, y empezó a especular de lo excitada que estaría la chica del beso, viendo cómo se apretaba al hombre. Que a veces siente envidia de algo así… “jajaja pero claro, yo es que no he conocido otro hombre que mi marido…
Súbitamente, Parker cambió el tono distendido por uno más firme “Ven aquí Ana, aquí a mi lado…”. Con un brillo extraño en los ojos, Ana obedeció al instante y se acercó a él quedando Carmen frente a ellos. Entonces Parker besó en los labios a Ana. Un beso húmedo de gin tonic. Morboso y prohibido, pero no exageradamente largo. Ella sintió un subidón de excitación y, poniéndose de puntillas se apretó levemente contra él siguiendo su maniobra y dejando ver su entrega más y más. Entonces él cortó el beso y continuó hablando, como si nada pasase, dejando a Ana algo descolocada. Carmen se sentía celosa y excitada. También algo aliviada de ver que su amiga, la “perfecta Ana” también hacía lo que ella. Trataba de interpretar sus sensaciones, pero se moría porque Parker la mandase algo a ella. Tenía mucha ansiedad por darle el mando a distancia, por cobrar protagonismo.
Ignorando a Carmen, Parker continuaba hablando dirigiéndose sobre todo a Ana, que estaba muy pegada a él. Con los gestos de las conversación se producían continuamente roces entre el brazo de Parker y el cuerpo de Ana. Ambos los buscaban. Cada vez que él rozaba sutilmente su pecho ella se sentía más y más excitada. Pensaba, jo, cómo estoy con tan poca cosa, y bebía continuamente de su copa. Parker dijo “Yo creo que la excitación está bastante ligado a lo prohibido, y que tú estás muy excitada ahora”.

A ella nunca la hablaban así. Se sentía extraña y excitada pero optó por hacerse la interesante “jajajaja  eso no lo sabes…”. Pero él la cortó tomando con su mano la parte superior de su brazo desnudo y con firmeza y amabilidad le dio instrucciones precias “Ana, quiero saberlo y ya conoces cuáles son las reglas de nuestro juego. Te voy a pedir algo sencillo y quiero que lo hagas. Ve al aseo ahora mismo, quitáte las braguitas y dánoslas.
Venga” dijo soltando su brazo. Ana asintió y se fue. Carmen aprovechó para tomar su lugar al lado de Parker y pegarse a él. Estaba celosa y rozaba discretamente su cuerpo a él para que lo notase.
– “Tengo una sorpresa para usted. La llevo puesta” dijo dándole el mando.
– “¿Ah sí? Creo que te está gustando demasiado este juego… eres una salida, mira cómo te rozas a mí. Seguro que estás empapada… zorra” Dijo acariciando su cabeza… con un toque de brusquedad
– “Soy su zorra para lo que usted quiera…” –dijo Carmen intentando besarle y siendo rechazada-
– “Estate quieta. Tengo otros planes para hoy y no te mereces ser protagonista…
Al instante llegó Ana que traía las mejillas rojas y miraba hacia abajo… con discreción hizo el gesto de entregar lo que traía en su mano a Parker, pero éste dijo “Dáselas a Carmen”, y ambas se miraron con una expresión extraña antes de que Ana, muerta de vegüenza, diera su prenda íntima a su amiga.
– ¿Está excitada Ana? –Preguntó Parker a Carmen usando una voz amable y normal… como si Ana no estuviese presenciándolo…
– Creo que sí –Dijo mientras aplastaba las braguitas de su amiga en su puño-
– Compruébalo –Dijo impasible Parker mientras mirando hacia otro lado iniciaba con el mando a distancia el vibrador portátil que Carmen tenía puesto
– ¿cómo lo hago? –Dijo Carmen con un hilo de voz, pero la mirada de Parker fue contestación suficiente… Ana temblaba de excitación mientras miraba incrédula lo que estaba pasando… mientras sentía como Carmen se pegaba a ella, tratando de ocultarla de la vista de otros clientes, y simulando decirle algo le metía la mano bajo su vestido negro palpando el húmedo y caliente sexo de su amiga.
Con todo, era una maniobra arriesgada y Carmen miraba a Parker como pidiendo permiso para detenerse. Ana directamente había cerrado los ojos. Llevaba 3 gintonics, un vestido sin ropa interior y por su cabeza pasaban mil fantasías que nunca había imaginado. Parker acarició la espalda de Carmen y dijo “Ya vale, Lorenita. Vámonos ya”.
Todos estaban muy excitados en ese momento y Parker se dio cuenta de que en ese Pub no podrían hacer mucho más esa noche. Se sentía poderoso, con esas dos super mujeres en ese estado y tenía muchas ganas de probar hasta dónde estaban dispuestas a llegar. De Carmen estaba seguro, pero de Ana aún no. Pagaron las copas y salieron del local dirigiéndose al todoterreno de Parker.
Mandó subirse a Ana en el asiento del copiloto. Él conduciría y Carmen iría sentada atrás. Nada más subir dijo… “Así que tenéis ganas de jugar ¿no?”. Y las dos contestaron “” al unísono… riéndose todos de forma desinhibida. Parker continuó dando instrucciones “Ana, súbete el vestido un poco y abre las piernas… quiero verte” y ella… algo influenciada por el alcohol  lo hizo lentamente mientras miraba provocadoramente a sus 2 compañeros de juegos. Tenía el sexo carnoso, los labios interiores sobresalían ligeramente, estaba depilado salvo una línea de pelo corto en el centro, era oscuro y se notaba inflamado por la excitación.
Parker continuó dirigiendo “Y tú Carmen, quítate tus braguitas y dáselas a Ana… ella también tiene derecho a saber cómo de excitada está una puta como tú”. Carmen advertía que el tono que él empleaba era parte del castico y obedientemente hizo lo que ordenaba. “Abre las piernas que te veamos”… el espectáculo era brutal, Carmen sentada en la parte central del asiento trasero del coche abría las piernas y actuaba como si fuera una actriz porno. Parecía como si ambas mujeres estuviesen compitiendo por portarse más lascivamente. A Parker se le notaba la excitación en su pantalón del traje y Ana no podía quitar la vista de allí, como esperando una orden para hacer lo que la pidieran. Carmen se atrevió a proponer “Dile a esa zorrita que te la chupe…”, y Ana la miró incrédula mientras se mordía el labio inferior, pero deseando que Parker asintiese.
Pero Parker tenía otros planes “Chicas, vamos a ir a un lugar y llegaremos en 20 minutos”. Entonces le dio a Ana el mando a distancia del huevo que llevaba Carmen y dijo… “Anita, tu ejemplar amiga lleva un huevo vibrador con mando a distancia metido en su sexo. Tú la vas a dirigir. Cuanto más excitada estés, sube más la intensidad de esto… ¿sabes cómo va? Pues empieza despacito”… Ana recibió el mando con sorpresa. Jamás había tenido algo así en las manos y desconocía que Carmen lo llevase puesto… “Carmen, enséñaselo que no lo conoce”… y Carmen, impúdicamente abrío su depilado coño con los dedos y mostró a su amiga el juguete que llevaba mirando traviesa.
Parker sonriendo puso en marcha el coche y su mano derecha entre las piernas de Ana, que se subio un poco más su vestido apoyando la piel de su culo directamente sobre la tapicería. Parker conducía y mantenía su mano rozando el coño de Ana. Le fascinaba notar como ella se movía inquieta las caderas sobre sus mano buscando sentir placer. De la timidez inicial no quedaban pocos resquicios. A su vez, con el mando subía y bajaba de intensidad el vibrador de su amiga que estaba al borde de un ataque. Parker dio permiso a Carmen para masturbarse siempre que les avisara en el momento del orgasmo y Carmen, se puso a tocarse a la vista de sus amigos.
Ana estaba fuera de sí… miraba alternativamente al asiento de atrás como su amiga se masturbaba, al pantalón de Parker que parecía una tienda de campaña, y a la propia la mano de éste jugando con su coño… con voz infantil pidió permiso a Parker
– ¿Puedo yo?…
– Que si puedes ¿qué? -dijo él divertido-
– Tocarme
– ¿Dónde, Anita?
– Aquí… dijo mientras señalaba su sexo con timidez
– No sé lo que es aquí… eso tiene un nombre –Provocó Parker-
– Joooo -Ana seguía imitando su voz de niña-
– ¿Cómo se llama lo que quieres hacer Anita?
– Joooo, me da vergüenza
–  jajajajaja ¿qué te da vergüenza? ¿Has visto cómo estás?…
Entonces Carmen estalló… “¡ya.. ya… ya… yaaaaaaaa!” su cara estaba desencajada y su mano friccionaba más y más rápido su clítoris mientras Ana subió al máximo la intensidad del vibrador. Carmen, desde el asiento de atrás, sólo acertaba a decir “Por favor.. por favor… por favor… aaaahhhhhhhh…. Aaaaaahhhhhh”… y Ana alucinaba de ver a su amiga en ese estado. Habían llegado a un bosque que hay en el entorno de la ciudad… y, tras dejar a Carmen un par de minutos para terminar su “explosión”, Parker dijo a Ana “Ahora te toca a ti, baja del coche ponte de espaldas y apóyate contra el capó”. Cuando salió, Parker sacó una cámara de fotos de bolsillo y dio instrucciones a Carmen… “Carmen, cielo, quiero que nos empieces grabando y luego nos hagas unas fotos a Ana y a mí. Luego te diré lo que tienes que hacer¿vale?”. Carmen asintió y ambos salieron del coche.
Ana estaba obedientemente apoyando su pecho contra el capó, como había pedio Parker… y cuando éste vio que ya estaba Carmen grabando sin que su amiga lo hubiese notado comenzó a hablar: “Ana, súbete la falda que veamos tu culo de putita” ordenó, y ella lo hizo… “Ahora sí tienes permiso para tocarte como habías pedido”… y ella lo hizo tras mojar sus dedos el saliba, pero contestó:
– Me gustaría que…
– ¿Qué te gustaría? -cortó Parker-
– Que me hiciese el amor…” dijo Ana tímidamente
– Si quieres que me folle tu coño de puta caliente me lo tienes que pedir Anita, si no, termina tú sola…
– Por favor…
– ¿Por favor qué?
– ¡Que me folle! ¡Que me folle!, ¡Que me folle mi coño caliente!… por favor…! -dijo Ana fuera de sí-
– ¿Y eso en qué te convierte, Anita?” -Parker se había situado ya detrás de ella… muy cerca y se abría el cinturón del pantalón-
– … en una puta… en su puta…
En ese momento él sujetó firmemente sus caderas y la ensartó su polla de un solo golpe hasta el final “Aaaaahhhhhhhhhh” gritaba ella mientras sujetaba su vestido subido sobre la cintura y se dejaba hacer… La polla de Parker entraba y salía como un cuchillo caliente en la mantequilla, provocando un sonido especial de chapoteo, mientras ella no paraba de gemir y de llamarse puta, caliente… zorra… jamás se habría imaginado a sí misma diciendo eso. Estaba desconocida, y Carmen estaba filmando el episodio en la cámara de Parker.
Éste hizo un gesto a Carmen para que parase de filmar, entonces tomó a Ana del pelo y mostrándosela a Carmen dijo, “ven aquí y cómele el coño a esta puta que has traído…”. Ambas se miraron. Sus caras denotaban la excitación brutal a la que estaban sometidas. Carmen, obedientemente se agachó entre el coche y su amiga que le hacía hueco aunque seguía inclinada contra el capó. Desde ahí veía la polla de su dueño entrar y salir del hinchado coño de su amiga y sentía celos a la vez que excitación. Puso su lengua plana y húmeda sobre el clítoris de Ana que emitió un fuerte gemido “Aaaaahhhhhhhh!!!” y se puso a trabajar sobre ella lamiendo el vértice donde se ubicaba la perlita, los labios de Ana y la polla de Parker que entraba y salía dura como una roca.
A Ana le fallaban las piernas y, cuando Parker le dio unos azotes en su culo desnudo diciendo “vaya puta que me has traido Lorenita… es una buena jaca”, estalló en un profundo orgasmo que desde su sexo mandaba olas de placer a todo su cuerpo. La tenían que sujetar entre los dos mientras ella inundaba con sus jugos la cara de su amiga y gritaba como una posesa “Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!! Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! …. Por favor!!!…. Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii”.
Cuando se fue relajando, aún ensartada por Parker, quiso cambiar de posición… pero él dijo “quieta ahí Anita, quiero teneros a las dos así…” y ordenó “¡Carmen, ponte al lado de la puta que has traído y apóyate contra el capó!. Carmen subió impúdicamente su falda sin necesidad de que él dijese nada, y él inmortalizó el momento en una foto… la verdad es que estaba impresionado por su suerte. Había conseguido realizar sus fantasías y tenía a su disposición a dos super mujeres… y cómo estaban en ese momento… una junto a la otra, inclinadas sobre su coche, y mostrando su parte más íntima para que él las usase… a pesar del papel de “dueño” o “amo” que había tomado en el juego, se sentía agradecido a ellas… agradecido y completamente excitado…
Se puso detrás de Carmen y la penetró de un golpe sin encontrar ninguna dificultad pues ella estaba totalmente encharcada. Continuó representando su papel y ordenando “Ana, devuelve a la puta de tu amiga lo que te ha hecho… y cómete su coñito”… Ana nunca había hecho eso, pero hoy estaba dispuesta a todo. Nunca pensó que le gustaría estar con otra mujer, pero tenía que reconocer que estaba deseando oir esa orden. La sensación de chupar el coño completamente depilado de su amiga la sorprendió agradablemente… era suave y mullido… con ligeras prominencias de sus labios vaginales calientes y ligeramente duras. El sabor era peculiar, distinto del suyo que conocía.
Carmen, por su parte, se movía de atrás adelante, queriendo masturbar a su dueño con su propio cuerpo… estaba muy muy caliente y no quería pensar en lo que le estaba haciendo su amiga Ana porque no podría evitar el orgasmo. Sin embargo ya empezaba a temblar… y Parker dijo a Ana: “Carmen está castigada y tiene prohibido correrse más veces hoy… ¡vamos, las dos de rodillas delante de mí!” dijo sacando su polla de la caliente cueva de Carmen… “sois mis putitas… así que de rodillas, sacad vuestras tetas por el escote del vestido y poned las manos a la espalda”.
La visión de las dos mujeres era brutal… con el maquillaje corrido, algo despeinadas, con la cara desencajada por el morbo… los pechos fuera del vestido… ambas tenían las tetas preciosas y los pezones erectos. Muy oscuros los de Ana y algo más claros los de Carmen. Ambas, con las manos atrás, le miraban ansiosamente cómo él se masturbaba ante ellas, cómo él descargaba gimiendo su semen sobre la cara, pelo y pecho de las dos…. Uffffffffffffffffff había aguantado mucho pero ahora veía el cielo en cada uno de sus espasmos.
Cuando terminó se apoyó jadeando en el coche y, para su sorpresa, ambas mujeres comenzaron a besarse y a lamerse una a la otra juntando sus pechos y limpiando con la lengua el semen del cuerpo de su amiga. Realmente había sacado a la puta que había en ellas…
Muchas gracias por leer hasta aquí… y gracias por los comentarios y sugerencias que me llegan y que me animan a seguir escribiendo. Carlos López

Un comentario sobre “Relato erótico: “Se precisa mujer seria para trabajo poco habitual 4” (POR CARLOS LÓPEZ)”

  1. Carlos ya había leído tu relato en otra pagina, pero me gusto volver a leerlo, es buena la zaga, no recuerdo si la continuaste con otros capítulos o quedo así. Bueno un gusto de verdad.

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