ROSA. LA CACHONDA INVISIBLE. (4)

Recomiendo la lectura de los capítulos anteriores para una mejor comprensión de la historia.

Primero quiero agradecer a Copa4519 su comentario, gracias al cual esta historia ha tomado un rumbo distinto, asimismo agradezco a todos mis lectores sus amables comentarios. Gracias amigos.

Nuestra amiga Rosa entró en su casa tras hacérselo con su joven vecino Edu, estaba contenta y si se la pudiera ver nadie dudaría de que se lo había pasado bien pues sonreía de oreja a oreja, estaba más satisfecha y feliz que un gato tras zamparse un ratón, fue entonces cuando se dio cuenta de que algo le chorreaba por la pierna procedente de su chochete, se paso la mano y vio que era el semen del vecino así que sin pensárselo dos veces se lamio la húmeda palma y saboreó aquellos restos del joven, decidió lavarse a fondo y fue al servicio.

Se sentó en el bidet y mientras se lavaba observo el agua de la bañera, no había sacado el tapón después de bañarse y el agua aun esta allí, la toco con una mano sintiendo que estaba fría y vio que estaba algo turbia, se sentía algo sucia pues había sudado un poco mientras montaba a Edu aquella tarde de verano, entonces la idea de darse otro baño en aquel “agua especial” se abrió paso en su mente, se decidió en un instante y abrió el grifo del agua caliente que cayó sobre la que ya ocupaba la bañera, Rosa espero unos minutos y cuando la temperatura del agua le pareció adecuada se metió en ella.

Paró el grifo y se dedicó a lavarse, se tapó la nariz y se sumergió en el agua metiendo la cabeza estuvo sumergida unos treinta segundos, sacó la cabeza y se quedó tumbada relajándose durante un rato, pero algo fallaba no se podía relajar del todo sentía un hormigueo en su vagina, se toco con las manos y se abrió el coñito sintiéndolo hambriento y ansioso, el hormigueo aumentó y ella sin ser consciente de lo que hacia se metió tres dedos dentro, notó el agua dentro de ella mientras agitaba los dedos en su interior, Rosa veía el agua moverse alrededor de su cuerpo pero no podía vérselo, la sensación era morbosa y extraña a la vez, notaba y disfrutaba las caricias que ella misma se proporcionaba, cogió con su otra mano su pecho y se lo llevó a la boca intentando chuparse el pezón pero falló dos veces en su intento al no vérselo, cerró los ojos y se dejo llevar por el instinto acertando a chuparlo a la primera, volvió a abrir los ojos y se masturbó frenética de deseo metiendo y sacándose los tres dedos en su chochete mientras se mordisqueaba el pezón, se corrió brutalmente encorvándose y jadeando como loca, salpicando sin control todo el baño entre sacudidas de su cuerpo trémulo de placer.

Un rato después salió del baño y se secó, vacio y limpio la bañera pues sus padres volverían pronto a casa, se puso unas zapatillas de playa que tenía en la habitación y se dirigió a la cocina, una vez allí se puso los guantes de goma que su madre usaba para fregar y por fin pudiéndose ver las manos se dedico a prepararse la cena viéndose los dedos sin temor a cortarse con un cuchillo.

Ceno una ensalada y un filete pues tenía un hambre de loba, después se fue a su cuarto pensando en cuanto durarían los efectos del baño y por tanto su invisibilidad, estaba algo preocupada por todo lo que la estaba pasando, desde luego los efectos secundarios la estaban convirtiendo en una especie de ninfómana cachonda, desde las once y pico de la mañana hasta ahora, miró el reloj eran las 21:05, habían pasado unas diez horas se había corrido al menos unas diez veces solo con sus manos y tres follándose a Edu su vecino, desde luego hacia tiempo que no se divertía tanto pero eso ¿sería bueno? Ella nunca había sido tan lanzada, Rosa se consideraba una tía normal y cuando follaba se solía correr un par de veces por lo menos, menos con el idiota de pepe un exnovio tan soso en la cama que no la hacía disfrutar y la solía llamar “nevera ambulante” el fue su primer novio y cuando lo dejaron ella se sentía culpable y muy apocada.

Rosa se daba cuenta de que todo había cambiado, se volvía a sentir caliente solo de pensar en los orgasmos que había tenido, pensó en llamar a un amigo e ir a su casa a darle una sorpresa, pero enseguida descartó la idea pues no quería asustarlo ni desvelar a nadie su nueva condición hasta no estar segura de controlarla, se acarició y se noto húmeda pero se detuvo enseguida, la apetecía FOLLAR sin más, pero ¿con quién? De repente la vino a la cabeza un lugar, el club “Deseos” un lugar de intercambio de parejas que había no muy lejos de su casa, andando llegaría en unos 20 minutos además hacía años que tomaba la píldora, podía follar sin preocuparse demasiado.

Se puso solo unas sandalias marrones, pensó que así se verían menos y pasarían desapercibidas, salió así a la calle en cuanto oscureció un poco, era verano y hacía calor así que podría ir desnuda sin enfriarse, mientras andaba por las calles esquivaba gente en las puertas de los bares, se detuvo cerca de un grupito de jóvenes que charlaban de sus ligues y se entero de que Puri la pelirroja del 5º B de la calle perpendicular a la suya, la mamaba de vicio y además se lo tragaba todo, otro muchacho lo confirmaba y además añadía que a Daniela la hermana de la Puri la encantaba que la dieran por el culo y se corría como una perra salida, decidió darle una lección al machito sodomizador y cuando este se puso la mano izquierda en la cadera, Rosa se aproximo al muchacho que haciendo corrillo estaba cerca del sodomizador y le acaricio el culo con una de sus manos, el muchacho dio un salto y se volvió al sodomita diciendo:

– Oye cabròn, a mi no me sobes el culo.

– ¿pero qué dices idiota, quien te va a tocar nada a ti? ¡payaso!

– ¡Payaso yo, maricón gilipollas! A que te doy.

– Tu no me das ni la hora, papanatas.

– ¡te meto pepe, te meto!

La pelea empezó de golpe, aquellos machitos de barrio se daban de hostias a base de bien, ella se alejo riéndose del grupo mientras la pelea se generalizaba a sus espaldas, en otra calle encontró a un marido gritando a su mujer, una joven morena a la que conocía de vista por coincidir en el híper del barrio, el tío no paraba de gritarla y la morena lloraba desconsolada, el hombre decía:

– Que eres una inútil, no sirves para nada ¡zorra! Ni para lavar ni follar ni nada, te vistes como la cerda de tu madre.

Rosa decidió darle al tipo un correctivo y acercándose a él, estiró la mano y desde atrás le cogió los genitales y dio un fuerte tirón hacia abajo a la vez que apretaba el paquete con todas sus fuerzas, aquel pobre animal dio un grito desgarrador y dio un par de saltos gritando antes de caer al suelo retorciéndose de dolor, aquel machote quedo tendido en el suelo gimoteando y llorando de dolor, esperaba que a partir de ahora aquel bobo mostrase más respeto por su parienta.

Se sentía contenta con ella misma, menuda gamberra que estaba resultando la tímida Rosa, mientras caminaba notaba la brisa sobre su piel refrescando su cuerpo y colándose bajo sus axilas y entre sus muslos, una sensación que solo puede sentirse en una playa nudista era ahora disfrutada en medio de una gran ciudad por nuestra amiga. Algo mas allá un grupo de jóvenes se acercaba a ella, eran demasiados para esquivarlos y decidió detenerse cerca de unos contenedores de basura, al pasar a su lado nadie se dio cuenta de aquel par de sandalias marrones al lado de la basura, cuando los jóvenes se alejaron ella se volvió a poner en camino ahora convencida de que en caso de problemas su camuflaje era perfecto.

Finalmente llego a la puerta del club “Deseos” era un lugar discreto, se pegó a la pared mientras esperaba a alguna pareja que quisiera entrar y observo la entrada, una puerta oscura una gran mirilla y un rotulo no muy grande, casi a su lado un botón rojo que supuso haría sonar un timbre en el interior del local, mientras esperaba la asaltaron las dudas ¿debía entrar? No estaba segura pero lo deseaba, la curiosidad la dominaba y ahuyentaba la prudencia, sabía que entraría y luego de un rato viendo que se cocía allá dentro actuaria en consecuencia.

Al rato llegó un hombre de unos 35 años, moreno con entradas en el pelo además lucia un bigote espeso, vestía de sport pantalón caqui y un polo claro el tipo era musculoso y caminaba seguro de sí mismo, parecía peligroso y ella sin saber porque se sintió de golpe excitada, su cuerpo sintió un escalofrió y no necesito tocarse para saberse mojada, el hombre llamó al timbre y enseguida abrió la puerta una morena pizpireta, era sexy y delgada aunque no muy alta, poseía una naricilla respingona ojos verdosos y boca carnosa, medio enseñaba sus pechos firmes bajo el vestido color canela de generoso escote que lucía, la tela del vestido se acababa apenas un palmo debajo de su sexo dejando ver unas piernas firmes, sin duda fruto de muchas horas de gimnasia, ella le saludo cordialmente:

– ¡Pablo, hola cielo! cuanto tiempo sin verte.

– Hola Cristy, sigues tan bonita y guapa como siempre.

– Pero no te quedes ahí soso ¡dame un abrazo!

Ambos se abrazaron con la delicadeza de un choque de trenes, se dieron tal beso que hasta el más tonto del barrio si miraba podía adivinar que eran algo más que amigos, se frotaban de tal manera que al separarse se podía observar sin ninguna dificultad la marca de los pezones de Cristy en el polo de Pablo, además Rosa pensó que lo habían hecho justo a tiempo pues si hubieran seguido solo unos segundos más hubieran ardido ambos debido al frotamiento de sus cuerpos, ella había encendido hogueras frotando dos palos con menos entusiasmo.

– Joder tía que buena estas- dijo él, muy galante.

– Pues me tenias muy abandonada, oye estas guapo.

Pablo saco unos billetes y se los introdujo en el escote diciendo:

– Si lo sé, y cada minuto que pasa lo soy más, ¿a que si?

– Claro que si cariño, anda pasa hoy no tenemos más que seis clientes y el jefe, las tres tías están bien alguna te follaras pero guárdame el ultimo polvo o no te dejare dormir en mi casa.

– Vale cielito tu tranquila que tendrás lo tuyo- dijo él mientras la empujaba hacia dentro sobándola el culete.

Rosa se pego al hombre y entraron al local, la morena cerró la puerta y nuestra protagonista se quedo a un lado observándolo todo, había una pequeña barra de bar donde preparaban las bebidas para después llevarlas a los reservados, Rosa se dispuso a entrar y verlo todo por su cuenta cuando volvieron a llamar al timbre, Pablo se había sentado en un taburete y pedía de beber, Cristy fue a abrir la puerta y dejo entrar a una pareja de mediana edad, debían ser nuevos en el local pues ella les explicaba el funcionamiento de las instalaciones, decidió ir con ellos y así enterarse de todo.

Pasaron a una sala grande detrás de una enorme cortina roja, allí había grandes butacones y mesas además había una pequeña pista de baile donde en aquel momento bailaba una pareja, encontró luces tenues y música suave para crear ambiente, en los butacones estaban las otras dos parejas charlando amigablemente, debían ser habituales del local pues se notaba cierta soltura en sus diálogos y movimientos, la primera pareja la formaba una mujer delgada de unos 40 años y un hombre de similar edad ambos morenos, pillo los nombres al vuelo de la conversación ella se llamaba Carmen y el Dario, la otra pareja era distinta la mujer era más corpulenta sin ser gorda, podía tener unos 35 años, el hombre tenía pinta de chulito y no pasaría de 25 ambos eran rubios y se llamaban Pili Y Joan, la otra pareja seguía bailando y no les prestó atención pues la camarera Cristy les mostraba una puerta, Rosa se acerco a escuchar.

– A esta habitacion la llamamos la polvera grande, como ven todo el centro de la habitación es una gran cama.

Rosa miró y vio una enorme cama de 4 x 6 metros, la camarera seguía explicando que las orgias eran algo común allí, de hecho las dos parejas que hablaban fuera ya la habían solicitado e invitaban a cualquiera que quisiera unírselos, solo tenían que charlar un rato con ellos y conocerse un poco, pero si querían algo mas intimo tenían tres habitaciones mas, con camas de matrimonio de dos metros en cada una, solo tenían que escoger donde y como querían estar, los nuevos asintieron y se dirigieron al salón principal mientras la chica seguía hablando:

– También disponemos de juguetes sexuales, pañuelos y mascaras así como grilletes y látigos por si sus gustos son distintos.

Llegaron junto a las otras parejas, Cristy los presentó la pareja recién llegada la formaban Arantxa y Luis, ella era pelirroja de ojos verdes y buen cuerpo, sin nada exagerado, el era moreno delgado y alto, los bailarines también se habían sentado con ellos y se presentaron Josua y Bea ambos no pasaban de 30 años, el era sudamericano mulato y parecía un profesional del ligue, buen cuerpo acorde con su pareja, Bea era sencillamente una espectacular rubia de pelo muy corto, ojos azules cara de vicio y cuerpo firme, un buen culo bien paradito como decía su novio y unos pechos talla 100 por lo menos.

Los nuevos pidieron bebidas y Cristy fue al bar a recogerlas, entretanto Rosa dudaba en ir a la “polvera” a esperarlos calentando motores o quedarse con ellos en la sala y calentarse mirando al personal, tal vez con su ayuda se calentaran antes… se palpo la vagina y se sintió húmeda y ansiosa de empezar, así que decidió quedarse y jugar a ser traviesa con aquellas parejas.

(CONTINUARA…)

Sigo abierto a comentarios e ideas, dejádmelos en la sección COMENTARIOS al final del texto. Gracias y un saludo.

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