Sabía que en algún momento seria descubierto, como y cuando eran las incógnitas… siempre creí que el “cómo” no importaba y deseaba que el “cuándo” fuera temporalmente muy pero muy lejos, de tal manera ya no signifique nada para Mili o para mi… aunque era muy ingenuo, porque las mujeres rara vez olvidan fácilmente y todo cuenta para ellas, incluso las ex, peor los deslices…

Dolía saber que el “cómo” había sido a través de Guille, a quien consideraba mi amigo, siempre había pensado que el “cómo” sería por Vane o hasta Javier, pero ¿Guille?… a tanto llego su sed de venganza, su ansia de revancha, que al ver que no podía desquitarse con Vane decidió desquitarse con Mili y conmigo… si él no era feliz (con Vane o vengándose de ella), nadie debía serlo…

– Amor… explícate que no te entiendo… repuse, tragando saliva.

– Nada de Amor… no me llames así… después de lo que hiciste… continuo molesta.

– Pero ¿Qué hice?… dime… respondí, mientras pensaba que excusa poner.

En esos segundos estaba en la encrucijada, no sabía que inventar en caso que me dijera que sabe lo de Vane… por un lado lo que le conté a Guille fue que me amarro, no pude hacer nada… pero si le conto lo que planifique con él en su depa… ¡diablos!… o me quedaba la otra táctica históricamente usada por mi genero… “niégalo todo”… hasta que Mili decidió continuar…

– Como es posible que le hayas hecho eso Guille… me recrimino.

– ¿Qué cosa?… dije sin entender.

– Alejar a Vane diciéndole a su abuela que sale con un narco, solo por ser mestizo… entonces que pensaras de mi o de mi padre… me dijo abrumada.

Suena hasta cierto punto risible, pero cuando los rumores van de una persona a otra se matizan. Guille llamo a casa de Vane, contesto la abuela que había escuchado de el por los amigos de Vane, entonces fue fácil asociar los rumores con el… y la señora le dio una reprimenda, casi lo amenazo con la policía si se volvía a acercar a su nieta… luego fácilmente Guille asocio eso con mi intervención…

Parece que después Mili llamo para preguntarle cómo iba con Vane… o quizás para saber si es que yo lleve a Vane a su casa, recuerden que mi enamorada andaba en guardia con Vane. El asunto es que Guille en despecho le fue a Mili con el chisme… dentro de lo bueno de esto es que… al menos Guille respeto el secreto entre ambos sobre lo sucedido conmigo y Vane…

– Oyeee… no fue así… me excuse.

– Entonces como… insistió Mili, quería una explicación.

Como explicarle que tuve que alejar a Vane para protegerla de Guille, de su venganza, de esa revancha porque Vane me amarro y me ultrajo en la cabaña… como justificar mi accionar, sin relacionarlo con Vane a quien Mili a pesar de tener cierta empatía también la tenía como rival… quizás tenía una oportunidad más para confesarle la verdad…

– Vane… abuso de… dije en voz baja.

– ¿Abuso? ¿De quién?… agrego intrigada.

Era vergonzoso hasta cierto punto confesarle que me sometió… pero tampoco no sabía cómo reaccionaría Mili al enterarse, no fue mi culpa… pero ella diría que por provocar a Vane si lo fue…

– De… de… nuestra amistad… dije prolongando mi agonía.

– ¿Cómo así?… replico Mili, que no me soltaría hasta saber la verdad.

– En el baile… ella… se me insinuó… luego en el auto… invente lo primero que se me ocurrió.

– Yo la matooo… esa regalona… dijo furiosa Mili.

En parte era cierto, Vane en el baile me insinuó que tendría otro encuentro con ella, y en el auto me insinuó que le debía un favor. Le dije a Mili que Guille lo había notado, que me confronto y le conté la verdad, porque no quería que siguiera engañado por ella… pero que él no lo tomo tan bien… y que por su cuenta estaba planeando vengarse de Vane hasta pensando incluir a Javier en eso.

Mili se horrorizo al oírlo, no daba fe que Guille pudiera reaccionar así… o que una insinuación fuera tan grave como para llegar a eso… Mili se quedó con la duda de que si le decía toda la verdad o le ocultaba algo más… y yo me quede con la duda, de que si Guille no llegaría a decir más de lo que paso…

Le explique qué Vane ya estaba rumbo al extranjero, que se tranquilice, que Guillermo estaba dolido y exagero las cosas, que en realidad lo hice por su bien, que Vane con sus cosas no era para él, no porque fuera rica sino porque estaba medio tronada, inestable, cambiaba de opinión a cada rato y lo iba hacer sufrir y desconcentrar de los estudios.

Al fin, Mili se tranquilizó, pero según ella aun no me perdonaba… ¡mujeres!, cuando se engríen buscan que uno pague por las cosas que uno no entiende que ha hecho, pero para ellas está claro que algo hicimos y debemos resarcirlas… en fin, aunque yo si estaba con la conciencia movida.

Sacando cuentas había estado con Vane 3 veces, quizás las 2 primeras no contaban (para mí al menos), porque la primera vez me amarro y la segunda estaba muy ebrio… pero ¿la tercera?… esa si fue en mi juicio no muy sano, pero a voluntad, igual podría decir que cedi ante su chantaje.

El tema es que ¿Mili lo entendería así?… lo dudaba, más bien me mataría, basta recordar que después de sospechar que me tire a Vane no me quiso ver y tuve que buscarla en el club, y ahí, luego de un coqueteo de Vane en la pista de baile, me armo tremendo berrinche. Si se entera de esto, sería peor.

Mientras tanto, al recordar imágenes de lo sucedido… mi ego se sintió en las nubes al recordar que había poseído a los traseros más apetecibles de la facultad, quizás de la universidad. El moreno y carnoso trasero natural de Mili, así como el musculoso y bien trabajado trasero blanco de Vane.

Pensaba en todo eso cuando me quede dormido satisfecho de que todo, al menos hasta el momento, se había resuelto bien. Me desperté horas después con el sonido de mi laptop, había recibido un correo electrónico… era de Vane… abrí el correo y vi una foto suya a manera de postal de algún lugar de Europa, España al parecer. Decía a grandes rasgos:

– Gracias por la despedida, me acorde de ti todo el viaje, no me pude sentar bienJ… Besos, Vane.

Supongo que Vane hacía referencia al maltrato anal que le di el día anterior, se fue satisfecha pero adolorida. Me percate que había otro archivo adjunto, comprimido quizás para que no se vea a primera vista, ¿será un virus?, pudo más mi curiosidad y al abrirlo…

– Asu… esta mujer está loca… exclame en la privacidad de mi cuarto.

Vanesa había adjuntado una foto de su blanco y bien formado trasero, mientras se abría con ambas manos las nalgas para mostrarme su enrojecido ano. Por el entorno de la foto, que apenas se apreciaba, intuí que se lo había tomado en el baño del avión. Quizás lo hizo para que yo aprecie la magnitud de los destrozos que mi verga causo en su ano, y el motivo por el cual ella no se podía sentar bien. Luego de apreciar esa locura, me reí… aunque mi pronto se me acabaría la suerte.

– Danny… te buscan… escuche la voz de mi madre tras la puerta.

– ¿Quién es?… pregunte, cerrando los archivos por instinto.

– Yooo… dijo abriendo la puerta.

Mierd… era Mili, me quede helado, pálido, sin voz. Solo atine a cerrar la laptop casi sobre mis propios dedos, cosa que a ella no le pareció sospechoso sino gracioso, para mi suerte.

– ¿Qué?… ¿no te alegras de verme?… pregunto entre resentida y caprichosa.

– Pobrecito, se acaba de levantar… intervino en complicidad mi madre.

Yo seguía mudo y sorprendido, ¿de cuándo acá se llevaban bien Mili y mi madre?… Al parecer Mili se sintió culpable por las cosas que me dijo y vino a visitarme, como yo aún dormía, mi madre la invito a pasar para conocer a su posible futura nuera. Se entretuvieron conversando hasta que oyeron ruido en mi cuarto, que las alerto que estaba despierto, entonces subieron a verme.

– Claro amor… feliz de verte… que sorpresa… respondí medio tartamudo.

– Bueno chicos, los dejo, pórtense bien… dijo mi mama sonriendo.

Creo que era la primera vez que mi madre me escuchaba decirle “amor” a una chica, ella estaba feliz, y Mili también por reconocerla así, como mi enamorada, frente a mi madre. Mi madre salió de la habitación no sin antes hacer gestos de aprobación como diciendo “Bien hijo, Mili está muy linda”.

Era cierto, Mili había venido muy linda, quizás previendo encontrarse con la suegra, llevaba un vestido claro, un poco ceñido en el pecho y suelto en la falda apenas sobre las rodillas. Poco maquillaje, no necesitaba mucho, su sonrisa de enamorada que se siente culpable lo completaba todo.

– Pensar que aquí me… me lo hiciste por primera vez… dijo sonriendo algo nostálgica, recordando cómo meses atrás se lo había metido por atrás en aquella cama mientras “estudiábamos”.

En ese momento no sabía que quizás ese mismo lugar seria donde tal vez se lo haría por última vez. Mili se sentó al borde de mi cama, observando todo el lugar y recordando como a manera de juego había empezado todo, entre copas de vino y la calentura de las historias… y las ganas que nos teníamos.

– Solo quería disculparme por lo que dije… entiendo que lo hiciste buscando el bien de Vane y de Guille… agrego Mili al ver que no respondía.

Quizás pensaba que estaba molesto con ella, por la llamada que me hizo furibunda, cuando en realidad yo estaba aturdido por lo que hice con Vane el día anterior, por el correo que recibí con esas fotos y por la sorpresiva visita de Mili… que no sabía cómo reaccionar…

– Ahhh… si bueno… a veces eres muy explosiva… atine a decir.

– Si lo se… herede el carácter de mi madre… ¿Qué puedo hacer para que me perdones?… dijo apenada como niña regañada.

A estas alturas los papeles se habían invertido, era Mili la que buscaba mi perdón, lo que me hacía sentir más culpable aun. Debía quitarme ese sentimiento, debía dejar de pensar en lo que le hice a Vane, en como abuse salvajemente de ella y le gusto… y solo se me ocurría una manera de olvidarlo…

– Que tal… sexo de reconciliación… me atreví a decir medio en serio medio en broma.

– Ay Dany, lo sabía, solo piensas en eso… me reprocho graciosamente.

Entonces deje mi escritorio y me fui a sentar a su lado, en la cama, mientras Mili fungía de la chica tímida e inocente que no sabe qué hace en el cuarto de un chico, cosa que en parte me excitaba más. Le acaricie el rostro, aparte algunos cabellos y empecé a besarla, Mili me correspondía.

– No… tu mama se dará cuenta… me decía entre jadeo y jadeo que denotaba que Mili también se estaba excitando.

– No te preocupes… está viendo su novela… me excuse, mientras mis manos hurgaban sus senos.

– Uhmmm… que terrible eres… dijo zafándose de mí.

Se levantó y paseo unos instantes por el cuarto para que se le bajen las hormonas, acababa de entablar relación con su suegra y no quería dar mala imagen. Cuando Mili paso cerca de mí, la atraje, ella estaba de pie frente a mi mientras yo seguía sentado en la cama, de manera tierna la abrace por la cintura mientras mi cabeza se apoyaba en su plano abdomen. Mili me acariciaba los cabellos.

Una vez que se sintió cómoda con esa situación, mis manos instintivamente fueron bajando de su cintura, acariciando sus sobresalientes nalgas por encima del vestido. Ella movía su cabeza nerviosa, con los ojos cerrados, disfrutando de esas caricias… hasta que llegó el momento de arriesgarme, metí mis manos por debajo del vestido y empecé a estrujar sus carnosos glúteos, lo que la hacía estremecer…

– Vamosss… le susurre, viendo que su cuerpo no resistiría más esos incentivos.

– Uhmmm… está bien… pero que sea rápido… me respondió cediendo.

Ella estaba recontra caliente, pude tantear su pequeña ropa interior que estaba húmeda, ella tembló al sentir mis manos pasar por ahí. Acto seguido, se arrodillo y empezó a jalonear mi pantalón, hasta que descubrió mi verga erecta y sin chistar se la metió a la boca, la comenzó a mamar como poseída.

Seguramente quería asegurarse que ese encuentro fuera rápido como ella lo había pedido, para evitar que mi madre nos sorprenda, por ese motivo succionaba y pajeaba con gran pasión para tenerme al borde de la eyaculación.

– Ya, ya… le dije apartándola, entonces agregue… Vamos a la cama.

– Nooo… mucho ruido… se excusó ella.

Esa vez que le inaugure el ano, hicimos ruido, pero era de madrugada y mis viejos roncaban así que no se dieron cuenta. Ahora que aún no anochecía, y con mi vieja en la sala, debíamos ser más discretos.

– Ven… me dijo Mili y me jalo hacia la silla de mi escritorio, estaba súper excitada.

Me hizo sentar en la silla mientras ella misma apartaba su vestido, hacia a un lado su pequeña ropa interior, se puso de espaldas a mí, yo la ayude a apartar la falda, mientras ella tomo con confianza mi verga y se la apunto donde más lo deseaba, en su ano.

– Uyyy… siii… exclamo al sentir que mi verga hacia diana en su goloso ano.

Yo embobado la veía maniobrar, solo atine a tomarla de la cintura, mientras ella iba insertándose centímetro a centímetro mi tieso pene. Parecía disfrutarlo, por momentos un temblorcillo nervioso la recorría y la hacía perder el equilibrio y metérsela más rápido. Hasta que al fin estuvo completamente ensartada, sentía su arrugado anillo palpitar complacido sobre mi verga.

– Ayyy amorrr… como me gusta tenerte dentro… suspiro satisfecha.

Tras unos segundos de disfrutar el empalamiento que ella misma se prodigo, Mili dejándose llevar nuevamente por su excitación, comenzó a menear su enorme rabo en mi ingle. Mi verga cual plastilina la seguía mientras mis manos mantenía presionado su inflado trasero en mi entrepierna.

Hasta que llegó el momento en que sintió que debía satisfacerse ella misma, y comenzó a brincar sobre mi verga armónicamente, primero despacio y luego aumentando el ritmo. Mis manos en su cintura no hacían mucho, así que pase mis manos a sus henchidos senos, jaloneando el vestido para liberar sus deliciosos melones y jugar con sus pezones.

– Uyyy… siii… así amor… asiii… exclamo ella, sin dejar de brincar sobre mi verga.

Cada vez sus gemidos eran más sonoros, Mili se daba cuenta y volteaba de lado a verme si no me quejaba, ella procuraba morderse los labios para no emitir sonidos, pero ni así, cada vez era más evidente lo que hacíamos, sobre todo porque la silla empezaba a tambalearse también.

Yo estaba extasiado viendo esos dos globos canelas que tenía por nalgas saltar y vibrar en mi ingle, pero debía cambiar de posición, Mili hacia mucho ruido. La hice levantarse, esta vez se sentaría frente a mí, con sus senos a mi disposición, con su boca cerca de mi… intentaría acallar sus gemidos con mi lengua.

Nuevamente Mili con confianza de sentirse dueña de mi verga, la apreso con su mano, pensé que cambiaría de agujero… pero otra vez la dirigió a su ano, esta vez no fue lento, sino ella se introdujo mi pene violentamente, no lo quiso tener fuera mucho tiempo y decidió clavárselo rápidamente.

– Ouuu… uhmmm… se quejó ella, mientras yo le tapaba la boca.

Tras unos segundos de asimilación, ella me miro y asintió, como dándome el ok para empezar nuevamente. Mili empezó a saltar otra vez sobre mi verga, cada vez más fuerte, cada vez más poseída, mientras sus senos vibraban frente a mí, de cuando en cuando engullía un pezón y ella me abrazaba con fuerza, soportando ese castigo auto infringido.

Llego el momento en que Mili comenzó a flaquear de su esfuerzo y yo tome como pude sus enormes nalgas y la ayude a empalarse ella misma. Sentía que me faltaban manos para estrujar y cubrir esos gordos glúteos, mientras Mili ahogaba sus gemidos entre mi lengua y la suya, hasta que se detuvo. Creí que ya había llegado, porque estaba muy agitada… pero no…

– Quiero terminar así… me pidió mientras se paraba y me invitaba a hacer lo mismo.

Luego Mili fue a arrodillarse, apoyando el abdomen sobre la silla, al igual que los codos, mientras sus manos se asían de las barras del respaldar de esa silla, como preparándose para soportar otra embestida en su inflado trasero. Mili quería que la posean como le gustaba, en 4 patas, como una perra.

Al ver que no reaccionaba ante tal espectáculo, Mili empino más el trasero, quebrando la espalda como para que viera sus atributos a plenitud. En esta maniobra sus nalgas se fueron abriendo dejando ver a su complaciente y torturado ano, que pedía más.

Solo le quedo voltear suplicante y ansiosa para que le atore el ano de nuevo. No me hice de rogar y la fui penetrando rápidamente, su esfínter ya se había acostumbrado a dejarme ingresar.

– Siii…. Hasta la raizzz… suspiro complacida.

Era cierto, en esa posición, mi verga la atravesaba por completo, solo faltaba que le metiera las bolas, mientras Mili se retorcía ansiosa. No la hice esperar más y comencé a estamparla contra la silla. Por momentos jaloneaba sus gordas nalgas, y luego la tomaba de su estrecha cintura, haciendo más presión, quebrándola más mientras su enorme trasero vibraba al chocar con mi entrepierna…

– Uyyy siii… promete que me vas a coger siempre así… uhmmm… me pidió al borde del orgasmo con cara de poseída.

– ¿Cómo así?… pregunte desvariando, embobado por su jugoso rabo.

– Como a una perra… como tu perra… exclamo en el éxtasis de su morbo.

A estas alturas ya no nos importaba el ruido que hacíamos, la silla saltaba, sus gemidos eran sonoros, estábamos al límite….

– Ouuu uhmmm…. se quejó finalmente Mili estremeciéndose de pies a cabeza.

– Ufff…. se me viene… ufff… exclame.

– No, no… vennn… en mi cara… me suplico, apurándose en darse la vuelta.

Mientras Mili abría la boca, mi verga escupía semen en su rostro, algunos chorros hicieron diana en su garganta mientras otros en sus labios, mejillas, barbilla, frente y hasta parpados, mientras ella sonreía complacida, como si de yogurt se tratara, no le importaba, estaba satisfecha y sabía que esa excitante imagen me encantaba.

Cuando mi verga dejo de descargar su leche, Mili sin limpiarse el rostro empezó a mamarme la verga, a limpiarla. El agradecimiento que tuvo hizo que su lengua jugara con mi sensible verga, incentivándola, logrando extraer una segunda pequeña descarga de semen. Sentí que me orinaba, me quise alejar, pero más bien Mili me tomo de las caderas para evitar que huyera… estaba dispuesta a tragárselo todo… y así lo hizo, respirando dificultosamente pero lo logro….

– Uy caraj…. Mili…. eres la mejorrr… exclame agradecido, mientras me deje caer sentado al borde de la cama.

Ella sonrió complacida, como puntillazo final procedió a tragarse las gotas de semen que quedaron esparcidas… esa imagen hizo que mi verga goteara más… y ella al darse cuenta, me siguió de rodillas y se engullo por última vez mi verga para limpiarla con su lengua.

Tras eso, exhausto me deje caer sobre la cama. El resto de lo que recuerdo fueron chispazos, vi entre sueños que Mili entro a mi ducha a bañarse, se acicalo y se acurruco a mi lado. Yo estaba muerto por los últimos sucesos: lo del campamento, la trama entre Vane y Guille, mis suegros, etc.

Sentí que Mili salió de mi lado en la cama, yo me acurruque de lado, unos minutos más y estaría renovado, listo para llevarla a su casa, le dije feliz en mi desvarió… grave error… Ella me dio un beso en la frente, luego sentí que mi cuarto se ilumino, afuera ya estaba oscureciendo, pensé que estaba viendo tele, esperando que me recupere… pero no fue así…

– ¿Que mierd… es esto?… exclamo una voz furiosa con gran indignación.

Me senté rápidamente, prácticamente salte… ¿Qué paso?, ¿temblor? ¿Fuego? ¿Mis viejos?… intentaba dilucidar mientras mi adormecido cuerpo intentaba despertar y ponerse en alerta, buscando el peligro que acechara en mi cuarto para defender a Mili de lo que sea… excepto de mí mismo.

Hasta que mi mirada se centró en el rostro desencajado Mili, que me veía desde el asiento donde minutos antes la poseí con gran pasión… a su lado mi laptop abierta… con la imagen del blanco trasero de Vane y su enrojecido ano… más aun con el sugerente mensaje detrás, en el correo que me envió.

Por la put… madr… se jodio todo… me dije.

Continuara…

Para contactar con el autor:

AdrianReload@mail.com

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