Mili seguía trepada encima de mí y aferrada como koala… yo la sostenía con mis brazos debajo de sus gordas nalgas, sus piernas al aire… de la cintura para abajo Mili estaba desnuda… ah y claro, estábamos enganchados porque mi verga atoraba su ano, mientras gotas de leche salían de ahí…

En esta ocasión no estaba tan temeroso de ser descubierto… estábamos en un bosque donde sería fácil esconderse… pero igual había que ser precavidos, si yo encontré el rastro de Mili, un militar entrenado como su viejo también lo hallaría fácilmente…

Había escuchado mejor, y parecía que las voces de sus padres aún estaban lejos en el camino… aun no llegaban al atajo en que estábamos… nos daba algo de tiempo…

– Mili… le dije.

– ¿Qué?… pregunto en voz baja.

– Como que va siendo hora que te bajes… dije al sentir que mi flácido miembro salía de ella.

– Oh… cierto… respondió reaccionando.

Se bajó de mí, con las piernas abiertas, procurando que los líquidos que salían de su ano no manchen sus medias ni sus zapatillas. De mi mochila, tirada a un lado en el suelo, nuevamente saque agua y algo de papel para limpiarnos. Mientras en el camino, unos metros arriba, veíamos luces entre los arboles…

– Yo ya estoy listo… ¿cómo vas?… pregunte.

– No encuentro mi ropa… dijo preocupada.

Mili ya estaba limpia y todo, solo con el pubis y las nalgas al aire, como bebita sin pañal… niña descuidada, no podía recibir así a sus padres… en su arranque pasional había pateado su short, que salió volando, quien sabe a dónde.

En mi mochila yo tenía mi ropa de baño porsiacaso… pero qué pensarían sus viejos si ven a Mili con una bermuda de hombre que por mi talla le quedaría floja a ella, solo en la cintura, porque quizás en las caderas le cabria bien. A pesar que ya estaba casi oscuro, seria evidente lo que estuvimos haciendo…

Mientras las luces y las voces ya habían llegado al desvío… estaban cerca…

– Ya, la vi… dijo mientras la veía saltar graciosamente y sus nalgas desnudas rebotar.

– ¿Cómo llego eso ahí?… pregunte sorprendido.

Estaba en una rama algo alejada, cerca al barranco. Mili en su arrechura al sacar el short lo pateo con fuerza… Hice a un lado a mi pequeña acompañante y me estire para alcanzar su short. Ya sentía pasos y a lo lejos veía la polvareda que se armaba, ya estaban descendiendo por el camino.

¡Apúrate!… le pedí, y la muy nerviosa se puso el short al revés. Se lo hice notar y nuevamente se sacó el short… veía que por los nervios perdía el equilibrio, me agazape a su lado para que se apoye, lo hizo y termino de colocarse el short… mi corazón latía a mil escuchando la voz de su padre cerca… hasta que sentí la luz de una linterna en mi rostro…

– ¿Aun te duele?… pregunte terminando de agazaparme y tomándole el tobillo, disimulando.

– Ah no… ya no… gracias… dijo Mili siguiéndome la corriente.

Me fui levantando y por suerte esta vez sí vi el short de Mili correctamente puesto… puse mi mano frente a mi vista, ya que la linterna me seguía apuntando… me sentía como en un interrogatorio…

– ¡Aquí estas!… dijo la madre de Mili asustada, yendo a abrazarla.

– No se preocupen estoy bien… respondió Mili calmándola.

Bajaron la luz de la linterna y apenas veía al viejo de Mili, ya estaba oscuro, más el color de su piel y mis ojos que sufrieron el destello de la linterna, su papa era solo una sombra para mí, casi un árbol más… sentía que me miraba como a un insecto… con cara de pocos amigos… seguro se preguntaba que hacia este pelele con su nenita en medio del bosque… y en realidad pregunto algo similar:

– ¿Qué paso? ¿Cómo terminaste acá?… pregunto su viejo entre severo y preocupado.

Mili estaba muda, como esperando la reprimenda de su padre, no sabía que inventar para excusar su ausencia, como cubrir que se la habían cogido dos veces en medio de la naturaleza, contra natura por el ano y también contra el árbol detrás nuestro…

– Nos desviamos del camino, buscando ir al rio… Mili bajo trotando y con la inercia termino golpeándose con el árbol… parece que también se torció un poco el tobillo en la bajada… esperábamos a que se sintiera mejor para regresar… le explique de corrido para evitar preguntas y bueno algo nervioso también.

– Y ¿cómo está tu tobillo?… pregunto el viejo acercándose a revisar a su nena.

– Esta mejor… solo fue un susto… replico nerviosa, evitando que su viejo se acerque más, quizás ella aun despedía olor a mi semen.

Obviamente vino una pequeña reprimenda: que su madre se preocupó, que debía tener más cuidado, que ya era tarde, etc., etc. Luego de esa pequeña terapia familiar su viejo volteo a verme.

– A todo esto… ¿Quién eres tú?… pregunto bajando la mirada, me llevaba casi una cabeza.

– Disculpe señor por no presentarme… mi nombre es Daniel, soy compañero de estudio de Mili en la universidad… replique, ofreciéndole la mano y ajustando mi hombría.

Aunque también anal-izo a su hija, pensé… pero no quería ser chocante y atribuirme ser su enamorado, porque nunca se lo pedí y no lo hablamos, solo follamos… además veía que su viejo intentaba meterme miedo (y en realidad lo estaba logrando), era mismo el careo entre boxeadores antes de una pelea…

Mili por su parte no quería su papi piense que ella se iba con cualquiera al bosque…

– Papi, en realidad él es…. es mi enamorado… dijo Mili un poco tímida, vendiéndome.

Su viejo la miro atónito, como si no supiera el significado de aquella palabra, después me miro desconfiado y sentí que me apretaba más la mano, al darse cuenta me soltó… auuu… mierd… mi mano… obviamente no emití ni queja ni expresión de dolor… aguante como los machos…

– Ah sí… ¿Por qué no sale corriendo como los otros?… dijo medio en serio y medio en broma, quizás pensó que su hija pudo conseguir algo mejor.

– Soy difícil de intimidar señor… respondí, no me ganaría el respeto de este militar escondiéndome detrás de Mili.

– Eso lo veremos… me dijo casi retándome.

– Ya papi, no lo espantes, que de verdad me gusta mucho… suplico como niña defendiéndome.

– En realidad es el primer chico que conocemos como su enamorado… dijo su mama sonriendo acercándose a besarme en la mejilla y abrazarme. Cariñosa la suegra.

– Te voy a dar el crédito de ser el primero en presentar batalla (darle la cara)… los otros no pasaron del teléfono ni llegaron a la puerta de mi casa… gruño el viejo.

Si supiera que había llegado hasta su cochera, que abuse de su hija apenas metros debajo de donde él dormía… que así como el me apretó la mano, el ano de su hija me apretó la verga días atrás en su cochera y minutos antes acá en el bosque, dos veces…

– Espero que sepas en que te metes… dijo advirtiéndome.

Creo que a estas alturas me había metido más de la cuenta, sobre todo en el ano de su golosa niña… para mí lo que dijo el militar era una advertencia de lo que me haría si lastimaba a su hija… pero la mama de mili entendió otra cosa:

– Vamos… ni que fuéramos tan malas… bromeo la madre de Mili.

Luego de esa pequeña charla, retornamos por el camino, ellos adelante, nosotros detrás. Mili caminaba un poco adolorida, mas por su ano maltratado, pero sus padres podían entender que era por su supuesto tobillo lesionado… para eso ya mi corazón latía más tranquilo, había salvado el momento, encarado al viejo… me le plante sin amilanarme y parece que le gusto que no le demuestre temor.

Mili contenta me tenía tomado de la mano, por momentos me dejaba llevar y la abrazaba o ella me robaba besos. En el camino de cuando en cuando el viejo volteaba a vigilarme… le era raro ver a su niña acaramelada con un chico. Supongo que era el día que temía, ver a su niña convertida en mujer.

Llegamos a las instalaciones del club, los padres de Mili habían planeado quedarse un día o dos, para relajarse, vacaciones familiares. Alquilaron una cabaña para ellos… Mili me pidió que me quede, pero obviamente no iba a dormir con ellos. Dudaba que su viejo acepte.

Sus padres nos dejaron cenando, ellos ya lo habían hecho. Conversamos de varias cosas, cuando estábamos a mitad de la cena… se nos acercaron Guille y Vane… como comprenderán Mili se erizo, por instinto, como una gata cuando ve a una perra, analogía que calzaba después de lo sucedido entre ellas.

Al fin y al cabo Mili guardo la compostura… se saludaron como si nada hubiese pasado… yo me imaginaba que Mili mentalmente la había destrozado, o al menos enviado saludos a la mama de Vane…

Cenamos juntos, algo tensos, evitando comentar cosas pasadas para no reavivar peleas… Guille de buen ánimo porque la pasaba bien (después de tirarse a Vane en el rio), me propuso quedarnos también en el club. Guille quería alquilar una cabaña, sospecho que quería aprovechar al máximo a Vane.

Los padres de Vane estaban de viaje en Europa, así que ella no tenía con quien reportarse. Había escuchado por rumores en la facu, que sus viejos o se la pasaban viajando o trabajando. Ella había sido prácticamente criada por su abuela, una señora medio neo-nazi, ya entendía porque sus actitudes.

En previsión, Guille ya había pedido que lleven el auto de mi viejo a mi casa. Solo quedaba yo… llame a mi casa, para mi suerte contesto mi vieja, me confirmo que el auto había sido devuelto… mi padre había salido a visitar a un hermano enfermo. Lo bueno que mi vieja era más asequible y, como toda madre, solo pidió que me cuide, así que todo arreglado.

Guille alquilo una cabaña pequeña, con 2 dormitorios, una sala, una pequeña cocina y baño. En teoría como Vane era la dama, dormiría sola en un dormitorio… pero vamos, obvio que Guille iba a dormir con ella y yo me iba al otro dormitorio. No me hacía problemas por eso. Solo rogaba que no hicieran ruido.

Era un poco tarde, pero ya había quedado con Mili en vernos en la piscina… Para evitar roces y demás, Guille y Vane eligieron otra actividad para entretenerse, me parece que fueron a la zona de juegos.

Mili quería disfrutar al máximo nuestra estadía ahí… era el primer fin de semana juntos como enamorados oficialmente. Ahí no teníamos que escondernos de los demás, no habrían rumores… sus viejos me aceptaban… es decir, todo había vuelto la calma y todo se había corregido…. Vane estaba neutralizada y Javier no nos interesaba que haría…

– Sabes que Javier me propuso vengarnos de ti… me cito para verlo… me dijo Mili.

– Ese maldito… es un granuja, traidor, abusivo… dije molesto.

– Me estas describiendo a un hombre promedio… dijo Mili intentando bromear, como yo hice respecto a Vane, pero no me agrado tanto y lo noto, era otro contexto.

Me vino a la mente, como golpee a Javier en la fiesta de Guille y quise hacerlo nuevamente… el ambiente era similar, un jardín enorme, un baño al lado, solo que ahora estábamos recostados frente a una piscina casi vacía y con una luna llena iluminándonos…

– Nunca aceptaría nada de Javier… Amor, no te molestes… dijo acariciando mi rostro.

– ¿Soy tu amor?… pregunte, embobado por el inicio del romance.

– En realidad… no se… me dijo haciéndose la interesante.

– ¿Por qué?… pregunte contrariado.

– Nunca me pediste ser tu chica… dijo algo resentida.

– Ah… en serio… es cierto… respondí.

En realidad era gracioso que después de tirar como conejos en todos los rincones posibles, en todas las posiciones que pudimos… arriesgando nuestro pellejo en enredos… al final no éramos nada….

– Y ¿bien?… pregunto ansiosa.

– ¿Qué?… pregunte extrañado.

– ¡Tienes que pedírmelo!… me dijo impaciente.

– Ok… ahí va… Milagros ¿quieres ser mi enamorada?… pregunte simplemente.

– Ay… que romántico eres… así nomás… dijo graciosamente decepcionada.

– ¿Qué esperabas? ¿la declaración de independencia? ¿fuegos artificiales?… replique.

– Ay, hombres… No me imagino como será si algún día pides mi mano… refuto muy engreída.

– Mejor pido tu ano… dije bromeando.

– Eres un tonto… sinvergüenza… dijo riendo y dándome palmazos de reprimenda.

– Oye… pero no me respondiste… le dije.

– Está bien… acepto… ¿Qué me queda?… peor es nada… bromeo Mili.

– Ah con esas estamos… dije y me abalance sobre ella.

Reímos, nos besamos y dimos caricias envueltos entre las toallas. Hasta que tanta fricción surtió efecto y comenzó a aflorar en mi short… Ella se dio cuenta, sonrío pícaramente pero se contuvo.

– No Dany… acá no… mis padres rondan y hay aún un par de personas… me dijo.

Vi alrededor, aun había una pareja en la piscina y un chico terminando de hacer limpieza, además la cabaña de sus viejos estaba cerca. No sabía si su viejo me vigilaba a través de la mira de un rifle.

Así que la única manera de quitarme la calentura era con el agua fría y nadando un poco. Mili lo entendió y me dejo ir mientras ella me miraba al pie de la piscina, no se animaba a entrar, no era buena nadadora y alguna vez casi se ahogó, por eso aun algún trauma al respecto tenía.

A Mili no le gustaba pasearse con bikini, era algo vergonzosa y sus formas eran llamativas, las miradas la incomodaban. Por eso solía vestir trajes de baño de una pieza y cuando usaba ropa de baño dos piezas, la de abajo era tipo short o malla corta, e incluso andaba con la toalla o pareo a la cintura. Creo que para ella era diferente vestirse con ropa apretada (jeans, minis, etc.) para salir, que andar en una piscina mostrando las nalgas al aire, ella no llegaba a tanto.

Tras un rato insistiéndole… al final decidió entrar al agua, el chico de limpieza se había ido, solo éramos nosotros y otra pareja que más andaba al otro lado de la piscina, buscando su propio espacio y dejándonos nuestra privacidad. Entonces Mili me dio una sonrisa coqueta y se despojó la toalla.

Al verla nuevamente se me armo la cuestión… parece que por deleitarme la vista se puso un bikini de 2 piezas… creo que era de su madre, porque sus formas apenas eran contenidas y desbordaban tanto arriba como abajo. Poso un momento para mí…

Luego al darse cuenta que el chico de la otra pareja de la piscina la observaba, decidió meterse en la piscina. Creo que no solo Mili se dio cuenta que la miraba, la pareja del chico también lo noto y le armo una escena, la chica salió molesta de la piscina y el chico tras ella… bueno, al menos nos dejaron solos.

– ¿Ves el lio que armas?… le reproche en broma.

– Ay Danny… solo por ti me estoy vistiendo así… me dijo un poco avergonzada

Nadamos y jugamos un rato… llego un momento en que ella se alejó nadando, pero no se dio cuenta que había ido a una zona más profunda, al notarlo se puso nerviosa y se hundió… mierd… fui nadando rápido hacia ella… en realidad no era tan profundo, yo de puntitas estaba con la cabeza afuera, pero ella más pequeña y miedosa… se desesperó y se hundió…

– Te tengo… le dije, remolcándola a la orilla más cercana y a menor profundidad.

Mili se aferró a mí como un koala, igual que en la tarde, parecía una niña asustada, temblaba y me abrazaba con fuerza. Yo empecé a acariciarla para calmarla y calentarla… aunque el que se calentaba era yo al sentir sus infladas formas temblando encima mío, igual que en el árbol horas antes.

– ¿Estás bien?… le pregunte.

– Contigo si… siempre me cuidas… dijo un poco alegre pero aun nerviosa.

Me miro con un brillo de amor en sus ojos, empezó a besarme tiernamente, yo se lo devolví de la misma manera. Como era de esperar, mi verga endureció nuevamente, Mili comenzó a sentirla debajo de sus abultadas nalgas, casi situándose en su raja, dividendo sus cachetes e incentivando sus genitales…

– Uhmmm… gimoteo conteniendo la respiración.

Esta fricción en el agua provoco que los besos de Mili fueran cada vez más apasionados, su lengua fue haciéndose participe, sus jadeos… conteniéndose se apartó y me miro… como intentándome hacer entrar en razón… era una locura, sus padres estaban cerca… ya me había dicho que ahí no…

– Que sea rápido… dijo excitada.

Me dio a entender que la posea ahí, antes que vinieran a buscarla sus padres. No lo pensó mucho, quería hacerlo con su enamorado por primera vez, con el chico que le desvirgo el ano, con el que la defendió de Javier y Vane, el que la salvo de ahogarse… estaba muy arrecha, se olvidó de sus padres, por la forma en que me veía y besaba le daba igual… yo era su hombre y ella mi mujer…

– Apúrate… métemela… me pedía, apartando ella misma el bikini, dejando su pubis visible.

Abrí rápido mi bermuda y saque mi verga… ella seguía abrazándome, se la hundí en el agua, por lo fácil que fue intuyo que era su vagina. Ella me apretujo más… yo la tenía prisionera entre mi cuerpo y la pared de la piscina.

– Ohhh… siii… mi amorrr… exclamo satisfecha en mi oído.

Igual que en la tarde, pase mis brazos por debajo de sus piernas y mis manos debajo de sus voluminosas nalgas, esta vez ayudado por el agua parecía que sus infladas nalgas flotaban. Yo me dedicaba a alejar y atraer su cuerpo, clavándola en medio del agua…

– Uhmmm… siempre seré tu puta… ouuu… bramaba a voz baja en mi oído.

Ella se contenía de gemir a voz en cuello como en el bosque, acá era diferente, sus padres podrían salir a buscarla, sabían que estaba en la piscina conmigo, estaban cerca… apenas se escuchaba el murmullo de la marea que generábamos con nuestros apurados movimientos. Si bien éramos enamorados para sus padres, hay ciertos formalismos que guardar, no podía el primer día ser descubierto clavándome en la piscina a la niña que ellos pusieron tácitamente a mi cuidado.

– Ufff… eres mi perra… le replicaba yo excitado,

– Uhmmm… Si, si… tu perra… uhmmm… me respondió alocada.

Y esta idea parece que le corroyó la mente, trayendo imágenes y sensaciones de terribles cogidas que le propine… sin decirle nada, ella se bajó de mí, me apartó con sus manos, dándose, espacio… me dio la espalda y se puso en posición sugerente…

– Cógeme como… tu perra… me pidió ansiosa.

Aquella posición esperaba que la clave como le gustaba… por el ano… que le revienten el culo de manera diferente, en el agua…

– ¿Qué esperas?… hazme tu perra… me rogaba.

Se había agarrado del borde de la piscina, esperando que la someta… Por la poca y lejana iluminación de los postes y la luz de la luna, me guiaba para ver a través del distorsionado reflejo del agua, a través del agua veía sus piernas abiertas y sus nalgas empinadas. La tome de los bordes de sus nalgas y con el tacto sentí su rugoso ano… y le fui taladrando su goloso esfínter…

– Uyyy… siii… como me gusta estooo… uhmmm… gimió satisfecha al sentirse atorada.

Comencé a embestirla como le gustaba, ella se contraía por momentos, el agua caía de sus cabellos, ponía su rostro de lado para que viera como soportaba mi castigo con su boquita en mueca de dolor placentero y sus mejillas encendidas…

– Asiii… asiii… masss amorrr masss… uhmmm…. me pedía extasiada.

Me dedique a acariciar sus senos, sin quitarle la parte superior de la ropa de baño, si llegaba sus padre era más evidente lo que hacíamos si tenía las tetas flotando… por momentos volteaba buscando mis labios y mezclaba sus besos con su tibia y deseosa lengua…

– Ayyy amorrr… tu verga me hace feliz… ohhh…

Con cada empalada, sin darme cuenta, la estaba empujando más contra la pared de la piscina, ella antes agazapada casi en 4, termino casi con las piernas abiertas contra la pared, como rana, mientras yo la clavaba más fuerte cada vez, casi haciéndola saltar de emoción y placer…

– Ayyy siii… nooo… uyyy…. Uhmmm… exclamo finalmente contrayéndose toda.

Mientras yo la estampaba por última vez contra la pared de la piscina, mi torrente de leche inundaba su recto. Ella resoplaba satisfecha y yo jadeaba detrás suyo, casi en su oído, con mi cabeza en su hombro.

– Ufff… me… dejas… sin… aire… ufff… se quejaba ella disfrutando de haber llegado al clímax.

– Que rico es cogerte… le decía agradecido.

Nuevamente volteo el rostro, buscando mis labios y mi lengua, quise apartarme para voltearla y besarla mejor… pero no me dejo, con una mano detrás de su espalda, me jalo la cintura para que permanezca ahí, aun quería sentirse unida a mí, enganchada por el culo como le gustaba.

En esa posición me hizo un pedido:

– Estaba pensando… me dijo

– ¿En qué?… pregunte curioso.

– Algún día me harás eso que planeaste para Vane…

– ¿Qué cosa?… pregunte.

– Eso pues… de amarrar y tapar la vista… solo para sentir… me dijo deseosa.

Recién terminaba de disfrutar de llegar a un genial orgasmo, sus senos apenas se recuperaban de su agitada respiración… y la muy golosa ya estaba pensando en cómo sería la siguiente cogida. O tal vez simplemente en esa competencia que se tenían, ella quería experimentar lo mismo…

– Ah Ok… jajaja… le puedo pedir el depa a Guille de nuevo… le dije.

Sonreí al pensar que sometería a Mili, como lo idee para Vane… me había quedado con las ganas de tenerla así, casi como cuando estuvo apresada contra el árbol, parece que le gusto… lo que yo no imaginaba que eso sucedería más pronto… y de una manera que no esperaba… pero antes de eso….

Nuestro amigo karma llamo a su amigo mala suerte que a su vez llamo al viejo de Mili…

– Miliii… ¿dónde estás?… pregunto el militar engorilado.

Caraj… tanto tiempo en la piscina y disfrutando que no nos dimos cuenta que una sombra crecía cerca de nosotros, estaba a pocos metros y más molesto que nunca… ya me había salvado 2 veces… quizás la tercera era la vencida…

Continuara…

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