Tras un silencio incomodo intente agregar algo, pero el sonido de unos pasos acercándose nos hizo darnos cuenta del lugar y la situación en que estábamos, mas aun de la forma en que nos veíamos…

¿Qué hacemos?… me pregunto asustada.

Por mi mente cruzo cerrar la puerta del baño, pero… ¡Estábamos en el baño para profesoras!, generalmente ellas tenían una llave. El baño también era usado por el personal administrativo, cuyas oficinas estaban cerca. Diablos, ¿Nos habrán escuchado?..

Pues hay que escondernos… dije presuroso indicándole una de las cabinas de los baños.

En cualquier otro baño hubiera sido una situación bochornosa, una travesura tal vez sin mayor consecuencia, pero en los claustros de la universidad y dependiendo de quien ingresase a ese baño de damas, podría significarnos una expulsión segura.

Los pasos se oían cada vez mas cerca. Con el pantalón apenas sobre las rodillas, me apresure a ingresar a una de esas cabinas, Mili en cambio, presa del miedo, intentaba arreglarse… regrese donde ella y la jale… con sus senos al aire y su apretado pantalón por debajo del pubis.

Ya dentro de la cabina me senté en uno de los sanitarios y Mili se sentó en mis rodillas, de espaldas a mí. Con lo estrecho del lugar, las desnudas nalgas de Mili estaban prácticamente sobre mi ingle, también desnuda. Una tentación a la que no preste mucha atención en ese momento, por lo peligroso de la situación.

Para nuestra mala suerte el cerrojo de la puerta estaba roto. No había tiempo para ir a otra cabina, la puerta exterior del baño hacia un chirrido que nos indicaba que alguien iba a entrar. Mili se inclino y con las 2 manos empujo la puerta de nuestra cabina para mantenerla cerrada. En esta acción sus nalgas se abrieron y la posición que adoptaba era por demás excitante, provocadora.

Mi verga parecía tener vida propia, sin pensar en la delicada de nuestra situación, simplemente empezó a endurecer… Mili lo noto, mejor dicho lo sintió, un temblorcillo la recorrió su espalda, soltó un poco la puerta, luego se recompuso y la presiono nuevamente.

Ni si quiera se te ocurra… me reprocho en voz baja, volteando a medias, quiso decir mas pero…

El sonido de unos tacones dentro del baño nos indico que la intrusa ya estaba dentro. Primero el sonido del lavadero… ojala que solo quiera lavarse las manos, pensé, mientras instintivamente mi verga se había situado en sus labios vaginales, rozándolos. Mili bajo la cabeza, tal vez maldiciendo mi inoportuna excitación o tan solo controlando la suya.

Luego de unos segundos su conchita comenzó a mojarse, humedeciendo también mi pene. En esos momentos nuestra inoportuna visita ingresaba al sanitario de a lado.

No podía evitarlo, lo prohibido de la situación, las carnosas nalgas de Mili, su estrecha cintura, su pubis empapado… no aguante más y sin pensarlo la tome de la cintura y l jale suavemente más hacia mí. Quería sentir mejor su conchita.

Mili volteo su cabeza a medias, pude ver su expresión sorpresa. Otro temblorcillo la recorrió al sentir que ahora mi verga se hundía parcialmente a lo largo de su humedecida vagina. Quizás hicimos algo de ruido, pero creo que el ruido que generaba la huésped de al lado logro solapar el nuestro.

No había penetrado la vagina de Mili, este lugar se me había hecho improbable, debido a su reciente interés anal. Además su conchita parecía solamente destinada a su enamorado Javier. Al recordarlo me moleste… ¿Por que he de limitarme solo a su ano?…

Escuche que la intrusa bajaba la cadena y aproveche para levantar las nalgas de Mili y acomodar mi pene a la entrada de su vagina. Al inicio ella forcejeo un poco, pero con mi verga ya en posición, con la cabecita de mi pene parcialmente dentro suyo, propiciándole un rico cosquilleo, ella se detuvo, luego simplemente fue descendiendo, insertándose centímetro a centímetro mi tiesa verga. Sentía el cuerpo de Mili estremecerse.

Al lado, nuestra compañera ocasional había terminado sus necesidades y se disponía a salir. Escuche el ruido de su puerta abriéndose, mientras sentía los labios vaginales de Mili completamente abiertos, estrechando mi pene con toda su humedad y calidez.

Ella ahogo un gemido en su garganta, pero presa de su excitación procedió a menear su esplendoroso rabo por toda mi ingle, sentía como mi pene revolvía su intimidad y la llenaba de placer…

Uhmmm… esta vez si se le escapo un dulce y profundo gemido.

Yo también quise soltar un Uff… estaba en las nubes, se sentía tan bien tenerla así. Solo que reaccione, recordé nuestra situación e instintivamente me puse rígido. Mili se dio cuenta de lo inoportuno de su gemido. Solo quedaba rogar que nuestra visitante no lo hubiese notado… pero…

¿Hay alguien ahí?.. pregunto una voz, parecía la secretaria del Decano.

Por la gran put… ya nos jodimos, pensé. Mili se puso helada, su cuerpo se contrajo, mi pene sufrió las consecuencia des este espasmo. Ella casi suelta la puerta. La empuje para que no sucediera y nuevamente hicimos ruido.

¿Hay alguien ahí? Contesten… dijo mas seria, escuche sus tacones acercarse.

Ninguna respuesta solo silencio, sentía a Mili lloriquear desde su posición, sabia que no respondería nada…así que…

Si, si… disculpe es que tengo un malestar… dije con la voz mas femenina que mis cuerdas bucales me permitieron.

Su voz no me es familiar… ¿Es usted Profesora de esta facultad?…

No, no… repuse nervioso, que caraj… invento.

¿Entonces?

Soy estudiante, hace poco ingrese a esta facultad.

Pues debe saber que este baño es solo para profesoras y personal administrativo…

Si, si, disculpe… es solo que tuve una emergencia… a este punto mi voz ya no salía tan fina como hubiera querido.

Esta bien muchacha, por esta vez lo voy a dejar pasar… dijo con voz desconfiada.

Como había inclinado un poco a Mili hacia un lado, para que mi voz se escuchase, no se por que pero, el tono de voz de la señora me puso en guardia, mire por debajo de la puerta y note como su sombra se iba ensanchando… Maldición, la vieja se esta agachando, seguro quiere ver por debajo de la puerta…

En acto reflejo, levante las piernas lo más que pude, me fui hundiendo en el retrete, gracias al peso de las enormes nalgas de mi compañera. Mis manos soltaron la cintura de Mili y me apoye en las paredes de la cabina. Logre detener mi descenso. Mili se percato de mi accionar, y dejo de presionar sus jugosas nalgas contra mi, se levanto un poco.

Observe como la sombra de nuestra inoportuna visita volvía a su forma original, Uff, al parecer quedo satisfecha con ver los zapatos de Mili, sus pies femeninos con sus uñas pintadas. Escuche sus pasos alejarse, el sonido del lavabo.

No se demore mucho jovencita, el portero no debe tardar en venir a hacer la limpieza y cerrar el baño.

No, no, en un rato salgo… respondí con voz cada vez mas masculina.

Mi incomoda posición hacia que me costara seguir con mi imitación. Por fortuna, escuche sus pasos alejándose. Se detuvo en la puerta… Maldición…

Cuídese también de los resfriados, parece que su voz esta un poquito ronca… dijo antes de salir.

Si, ujum, gracias… respondí.

Suspire aliviado al escuchar la puerta cerrarse, Mili también se relajo, nuevamente su abultado trasero hizo presión contra mi, me iba a hundir, puse mis pies contra el suelo y la empuje para afuera. En ese trance le hundí mi verga con fuerza, ella se estremeció.

Ohhh… exclamo, no me sonó a queja sino a sorpresa, grata sorpresa.

No dijo nada, entendí que aceptaba mi proceder, que no ponía objeciones a que termináramos lo que habíamos empezado. Me acomode en el sanitario, revolviendo mi pene en su conchita que volvía a empaparse.

Uhmmm… no creo que… protesto a media voz, denotando su excitación.

No la deje continuar mis manos buscaron sus senos, los encontré henchidos, subiendo y bajando por la agitada respiración de Mili, sus erizados pezones aceptaron mis caricias…

Ayyy… no… por favor no… no hagas eso…me rogaba, sin embargo el tono de su voz me invitaba a hacerlo.

Esta bien… le dije, y retándola agregue: puedes levantarte, no te voy a retener…

Ella se fue levantando poco a poco, pero nuevamente se dejo caer… ahora se le erizo toda la piel…

¿Por que me haces esto?… uhmmm… sabes que no puedo…

No puedes ser infiel por ese agujero o no puedes o soportar el placer que te estoy propiciando, no puedes alejarte… quise preguntarle. Como respondiéndome ella meneo su delicioso trasero en toda mi ingle, saboreando la rigidez y anchura de mi pene. Nuevamente subió y se dejo caer… una y otra vez…

Ay Chris … que placer… me haces hacer locuras…

Y tu me vuelves loco… le respondí.

Dejo de sujetar la puerta y sus manos hacían que las mías estrujaran sus senos, mientras sus trasero no dejaba de rebotar contra mi ingle…

Ahhh… ahhh…va a venir el portero… ahhh ahhh…

No importa… le decía.

Uyy

Pocos segundos depuse, quizás por lo vertiginoso de sus movimientos de ascenso y descenso, por esa dulce fricción entre nuestros genitales y por la adrenalina de la situación, la posibilidad de ser descubiertos, todo ello se aunó para provocarnos un placentero orgasmo.

Ahhhh… uhmmm…

Uff….

Mi leche intento contradecir la ley de gravedad, chorros y chorros de viscoso liquido llenaban su tambien lubricada y empapada conchita, sin embargo terminaban escurriendo nuevamente desde sus intimidades.

Toda esta grata agitación provoco que nuestros cuerpos se relajen, sobre todo el de ella, que nuevamente se dejo caer sobre mí, saboreando esa nueva experiencia, esa prohibida situación… así poco a poco me fui hundiendo.

Solo reaccione cuando sentí el agua del retrete en mis nalgas.

Oyeee… espera…

Ay si… lo siento… me dijo y se paro.

Yo también me pare nos miramos… ¿culpa? ¿Vergüenza?, intentaba descifrar que era lo que sus negros ojos brillantes intentaban decirme… sin embargo no era eso…

Me tomo del cuello y me acerco a sus carnosos y rojizos labios, parecía una efusiva muestra de agradecimiento, de cariño tal vez… permanecimos unidos así unos segundos, quizás minutos… hasta que…

El vibrar y el tenue sonido en mi pantalón, me indicaban que tenia una llamada… continuamos besándonos unos instantes mas, sin embargo el persistente sonido hizo que nos alejáramos.

El celular dejo de sonar, ahora si se notaba que había incomodidad en su expresión. Nuevamente el celular y su persistente sonido, lo reconocí, era el timbrado que había configurado para ella, mi enamorada… ¡Diablos!, tengo enamorada…

Anda contesta, puede ser algo importante… me dijo Mili.

Permiteme un segundo… le dije.

Con la cabeza semi inclinada, quizás para no verme, Mili se hizo a un lado, cejándome salir de la cabina del sanitario. Ella permaneció allí.

Busque presuroso mi celular, como esperaba era Viviana, mi enamorada.

Hola amor, dime… conteste mecánicamente.

No se como le habrá caído a Mili escuchar ese saludo telefónico, al que yo estaba acostumbrado, instintivamente voltee a la cabina donde ella estaba, hasta ese momento no hubo mayor señal de movimiento, parecía que quería escuchar atenta mi conversación. Sin embargo después de mi respuesta escuche un pequeño ajetreo. Se estará arreglando pensé.

¿Por que me contestas tan agitado?… inquirió Viviana.

Me has atrapado en el baño… le dije intentando guardar la compostura.

Ah… lo siento… me dijo con voz risueña.

No, no importa, dime ¿Ha ocurrido algo?… pregunte preocupado.

No, es solo que como me habías dicho que tus padres iban a salir a una reunión familiar… pensé que podría visitarte a tu casa… y no se, ver unos videos y… me dijo con su dulce voz.

Viviana nunca me diría que quería ir a mi casa para hacer el amor como conejos, esa parte escabrosa y los comentarios subidos de tono siempre me los dejaba a mí. Este pudor, su inocente invitación, era una de las pocas veces en que se me ofrecía tácitamente. Su forma de decirlo, su vocecita, todo ello me robaba una sonrisa…

Sonrisa que capto Mili al salir del baño, y sonrisa que disimule volteando el rostro.

Uy am… tartamudee, me cohibí de decirle amor porque Mili estaba cerca y después de lo sucedido, era un poco incomodo, solo agregue: Viviana, lo siento, te dije que tenía que terminar un trabajo, debo presentarlo el lunes…

Pero lo haces mañana, vamos es solo un ratito… insistió.

¿Un ratito?… le dije sonriendo nuevamente.

Bueno, tú eres el que siempre se demora en eso… me dijo un poco avergonzada y me sonó también a queja.

Era cierto, ella no tardaba mucho en tener un orgasmo, generalmente yo me demoraba más y a veces lograba arrancarle un segundo orgasmo. Pero con Mili siempre se dio la coincidencia que terminábamos los dos al mismo tiempo. La observe estaba frente al espejo donde hace un rato la había poseído, nuevamente estaba enfundada en su pantalón blanco, la observe desde sus bien formadas pantorrillas, sus carnosos muslos y ese abultado pero firme trasero… nuevamente se me armaba una erección… pero…

Amor… ¿Qué dices? ¿Aceptas?… insistió Viviana por el celular.

¿Qué?.. respondí volviendo a mis cabales.

¿Aceptas?…

No, no puedo… le dije y vi una tibia sonrisa de Mili por el espejo.

Esta bien, ya se como eres con tus trabajos… me dijo resignada.

La próxima te lo compenso…

Mira, me debes una, te tomo la palabra… me dijo sonriendo.

Esta bien…

Solo mándame un beso y dime que me amas y dormiré tranquila… me dijo traviesamente.

Viviana hay gente acá… respondí bajando la voz.

Claro, Mili esta acá, con un oído parado y sus deliciosos melones también, ella intentaba arreglarse la blusa de alguna forma, yo le había roto los botones y no podía abrochárselos. Que decir de su brassiere, era historia, intentaba acomodárselo pero a menos que tuviera cinta adhesiva no se iban a quedar en su posición.

Vamos amor… insistía Viviana con su voz de niña.

Es que… intentaba refutar mientras veía a Mili quitarse el brassiere completamente, no tenía arreglo.

¿Acaso no me amas?… preguntó juguetonamente Viviana.

Una pregunta caprichosa que siempre me hacia cuando quería algo, era un jueguito inocente cuya respuesta era evidente… pero después lo sucedido… ¿La amo?… ¿Por qué hago esto?… Si la amara no lo haría…Ella no se lo merece…

¿Amor?… insistió Viviana, en busca de respuesta.

Esta bien… Te amo… duerme bien… luego hice el sonido de un beso, quería terminar esa conversación antes de que los sentimientos de culpabilidad terminaran de asaltarme.

Yo también te amo… trabaja y pórtate bien… ella también hizo un sonoro beso por el celular, creo que hasta Mili lo oyó, y luego colgó.

Ese te amo, me partió el corazón, me sentí una gran basura, un mentiroso de la peor calaña.

Milagros ya había solucionado el problema de su blusa: hacia la mitad de su abdomen había formado un simple moño con los bordes de su blusa. Se veía deliciosamente escotado este arreglo, pero funcionaba de maravillas. Por suerte su blusa no era tan clara y no se veían directamente sus senos, pero diablos la silueta que formaba la tela y el puntillazo de sus pezones…

Cariñosa la niña… me dijo Mili sacándome de mi abstracción.

Si bueno, ella es así… dije pensativo.

Bueno si quiera a ti te llaman, el mío ni se acuerda…

Me acorde de la frase de Javier: “Cuando Mili se pone así prefiero buscarme a otra”… Idiota no sabe el mujeron que tiene, no la aprecia… y yo con que moral me atrevo a pensar así… me recrimine.

Bueno, salgamos de aquí… le dije, mire mi celular: ya son casi las 9, el portero no debe demorar en venir.

Esta bien, solo una cosa… súbete el pantalón… me dijo sonriendo.

Diablos.

Me arregle lo mejor que pude. Milagros salio primera, para ver si es que había moros en la costa… como el pasillo estaba despejado me paso la voz para que saliera.

Caminamos silenciosos, pensativos, solo antes de llegar a la puerta de la universidad me dijo…

No sabia que imitabas tan bien la voz de una mujer… cuidado se te puede hacer costumbre… me dijo burlonamente.

Ya cállate… le dije entre risas.

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AdrianReload@mail.com

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