Laura se abrazaba a Antonio con fuerza. Este sintió que la boquita de aquella muchacha le besaba el pecho.
        – Tengo que irme, mis padres me esperan – mientras hablaba
iba llenando de besos pequeños su pecho, su estómago, su vientre. La boca de aquella muchacha besó su sexo…- Mañana vengo y estamos juntos, vale?
         – Si pequeña, ven cuando quieras…- Antonio le contestó deseando que llegara el momento de volver a tenerla en sus brazos.
          La observó vestirse. Un sin fin de pensamientos se agolpaban en su cabeza. Era tan solo una niña y lo estaba volviendo loco. La miró la rajita justo antes de que ella la ocultara con su braguita. Pensó que nunca había saboreado un coño tan dulce. Aún sentía en su polla su suavidad y su calor. Deseaba hacer el amor con esa criatura a todas horas. Miró su cara y ella sonreía. Su rostro era muy infantil y Antonio se sintió culpable de estar sintiendo esas cosas por ella. Laura se puso la cazadora y él la acompañó hasta la puerta.
         – Hasta mañana Antonio- Laura se puso de puntillas y besó los labios de Antonio. La vió caminar hasta el ascensor.
        Cerró la puerta de casa y se dirigió a la ventana. Vió como aquella muchacha se alejaba caminando alegre. Aún le costaba comprender porque aquella preciosa chiquilla le hacía caso pudiendo tener a cualquier hombre que quisiera. Recordó que además ella tenía novio. Se preguntó donde estaría ahora aquel muchacho. Se preguntó que sentiría ese niño si se enterara que su novia se había acostado con otro hombre y encima muchísimo mayor que ella. Antonio se sintió una mala persona, un egoista…Una lágrima resbaló por su mejilla. Se la secó avergonzado. Hacía mucho tiempo que no lloraba…
           Laura llegó a casa y sus padres la esperaban. Ella les explicó que Lucía se había encontrado mal y la había acompañado. Se quedaran dormidas por eso no los había avisado.Sus padres se miraban entre ellos. Laura tenía toda la confianza de sus padres gracias a que siempre había sido una hija muy responsable. Su madre le dijo que se fuera a dar una ducha que ellos saldrían a dar un paseo antes de comer.
        Se desnudó frente al espejo del baño y miró su cuerpo.Aún tenía los pezones endurecidos y oscuros por la excitación de lo sucedido hacía una hora. Se sonrojó y sonrió al recordar a Antonio. Como flashes que acudían a su mente recordó lo mucho que le había gustado besar aquel sexo maduro. Recordó su sabor, su calor al introducirlo en la boca…Laura sintió una especie de corriente en su vagina y pasó su dedo por ella.De nuevo se le había mojado totalmente al recordar a ese señor y su pene feo pero que tanto la atraía. Su mano comenzó a masturbar su sexo todavía sensible. Al hacerlo pensó que aquel señor le había besado y lamido entre las piernas dos veces. Por la manera que la lamía, sabía que a ese hombre le encantaba su sabor íntimo…Se corrió entre temblores. Gimió contra su brazo por miedo a ser descubierta…
         Habían terminado de comer y sonó el teléfono de Laura , era Pedro. Le pidió que fuera por su casa que estarían solos. Ella aceptó. Al colgar se quedó pensativa. Se había dado cuenta que deseaba ver a su novio pero que lo de estar solos en casa no le había hecho ninguna ilusión. Otras veces era distinto. Antes los dos deseaban encontrar el momento de estar solos y hacer el amor.
          Laura llegó a casa de su novio a las siete y él ya la esperaba con impaciencia. Hablaron un poco sentados en el sofá. Enseguida Pedro le dijo con picardía de ir a su cuarto.
           – Vale , vamos – Laura le respondió sin demasiado interés
          Un vez en el cuarto Pedro la besó con pasión, Laura lo abrazó. Le quería muchísimo. Se sintió rara pues deseaba que su cuerpo reaccionara a las caricias de su novio, como hacía cuando estaba con ese hombre. Pedro acariciaba sus pechos y le iba desnudando y Laura sentía que su vagina no reaccionaba igual que con Antonio. Su novio la desnudó por completo y se desvistió también él. Hicieron el amor…Laura lo abrazó al terminar y se quedó en silencio. Pensaba que con su novio sentía placer pero con Antonio sentía cosas que jamás había imaginado. No se había atrevido a pedirle a su novio que le besara entre las piernas, le daba igual, Antonio se lo haría sin ni siquiera pedírselo. De reojo observó el sexo del muchacho. Había deseado besárselo , sentía curiosidad por cómo sería, si sabría igual que el de ese señor. Pero no lo hizo, quizás su novio pensaría que era demasiado atrevida por hacerlo.Contempló aquel sexo desnudo. Lo comparó mentalmente con el de Antonio. Se ruborizó al pensar que el pene de aquel hombre maduro era feo pero le atraía mucho más que el de su novio.
          Al dia siguiente Laura se sentía nerviosa pensando que por la tarde iba a estar con Antonio. En la facultad se encontró con Marta y esta le propuso ir de compras.
           – Tengo que hacer unos recados – le dijo Laura sonrojándose – no podré ir.
           – Unos recados? – Marta al verla sonrojarse sintió curiosidad- Quedaste con Pedro?
           – No, no…- Laura nerviosa no sabía que decir.
           – Uy, entonces? – Marta le guiñó un hijo – …cuéntame pillina.
           – No es nada Marta. Ya hablaremos, vale?
          Marta vió alejarse a su amiga Laura y se quedó intrigada pensando que era lo que iba a hacer su amiga esa tarde. Al preguntárselo había actuado de una manera muy extraña y no era habitual en su amiga Laura.
            Por la tarde Laura estaba muy nerviosa. Cogió un autobús para ir a casa de Antonio. Varios chicos la miraron al pasar a su lado. Llevaba un vestido blanco que le quedaba perfecto. Se sentía algo excitada y su cabeza solo pedía que nadie le notara su estado.Antonio leía sentado en el sofá del salón. Miraba el reloj cada poco tiempo. Acaso aquella muchacha se había arrepentido y ya no iría a su casa?, se preguntaba asi mismo. El sonido del telefonillo rompió el silencio. Se puso nervioso. Ni siquiera preguntó quien era y abrió el portal. Escuchó el ruido del ascensor y abrió la puerta de casa. Allí estaba ella.La muchacha que en poco mas de una semana había cambiado su vida. La miró caminar hacia él. Antonio la contempló detenidamente, aquel vestido blanco le quedaba perfecto. De nuevo pensó que era una muchacha preciosa. Se entristeció. Ella al acercarse vió el rostro de aquel señor y se dió cuenta que algo no iba bien. La cara de Laura que unos segundos antes era de alegría, cambió al verlo a él.
             – Hola Antonio, que sucede ? – le preguntó algo asustada.
             – Pasa Laura , tenemos que hablar.
            Fueron andando hasta el salón, ella mirándolo y esperando que le dijera que ocurría. Antonio le señaló el sillón y ella se sentó. Él se sentó en el sofá frente a ella. La miró con tristeza durante unos segundos de silencio.Su voz rompió el silencio…
             – Laura antes de nada quiero decirte que eres lo mas bonito que me ha pasado en muchos años. Eres una muchacha adorable y tierna. Me cuesta decirte esto pero me siento mal porque pienso que estamos haciendo algo que no debemos.
             – Pero….- Laura intentó hablar pero él le pidió que le escuchara…
             – Tu eres una muchacha joven, casi una niña…Me siento mal porque yo soy un hombre mayor y debo tener los pies en el suelo. Laura…tu tienes a tu novio. Os quereis y debeis ser felices….- Antonio apenas podía seguir hablando.
             – Pensaba que te gustaba…Yo deseo estar con usted. Deseo estar en sus brazos – Laura pensaba lo que Antonio le había dicho y sabía que tenía razón. Ella quería mucho a Pedro.
             – Laura por mas que me duela, no puede ser pequeña. Es por tu bien
           Antonio la vió levantarse y la vió entrar en el baño. Desde el sofá intentó escuchar por si estaba llorando. Al poco rato escuchó el pestillo del baño y se abrió la puerta. Al verla su corazón se agitó nerviosamente. Aquella muchacha apareció ante él con tan solo la braga puesta. Se había quitado el vestido. Se acercó a él. Antonio intentaba no mirarla, aunque no podía evitar mirar fugazmente los pechos de aquella niña.
         – Laura por favor, no puede ser…
         – Dejeme estar con usted por favor – Laura intentó abrazarlo y Antonio evitó abrazarla.
         – No pequeña, es por tu bien…
       Laura se bajó un poco la braga, dejando a la vista su vagina desnuda.
         – Pensaba que te gustaba – Antonio no pudo evitar mirarle el coño. Se sentía sin fuerzas para luchar contra su deseo pero tenía que resistir.
         La muchacha aprovechó aquel momento para sujetar la mano de aquel señor y la llevó entre sus piernas. Antonio se estremeció al volver a sentir aquel sexo carnoso y tierno en su mano. El silencio solo roto por la respiración de los dos se adueñó del salón. Se miraron sin decir nada. Laura emitió un gemido al sentir como su vagina se empapaba totalmente. Antonio sentía la suavidad de aquel coño en su mano. Sentía que desprendía muchísimo calor. Sintió su mano mojada…
           – Le gusta mi vagina?
           – Es la más suave y bonita que vi nunca pequeña – Antonio ya no podía luchar contra ella y empezó a mover la mano muy suave acariciándola – Pequeña, esto no puede ser…
            – Cállese…- Laura apoyó su cara en el pecho de Antonio y comenzó a desabrocharle la camisa – mi vagina desea sus caricias….
          Él la comenzó a masturbar. En los anteriores encuentros había sentido que esa muchacha se mojaba muchísimo pero esta vez era mucho más. Su mano grande acariciaba aquel coño suave y sentía su mano totalmente mojada. Laura gemía contra su pecho. Su boca entreabierta no era capaz de contener la saliva y ésta resbalaba por su barbilla hasta caer en el pecho velludo de Antonio. Sintiéndola tan mojada no pudo evitar recordar lo mucho que le gustaba el sabor de los flujos de aquella jovencita. La joven gemía mientras era masturbada por Antonio. El sintió que le sacaba la camisa y la mano de aquella niña comenzó a acariciar su estómago. Su mano era pequeña, suave. Su corazón se aceleró mucho más cuando la mano de Laura bajó y comenzó a acariciarle la polla por encima del pantalón. Estaba totalmente excitado.
            La muchacha separó las piernas. La enloquecía sentir la mano de aquel hombre entre ellas. Deseó acariciarlo también ella a él. Después de acariciarlo por encima del pantalón solo pensaba que deseaba volver a ver aquel sexo de Antonio. Deseaba tenerlo en su mano, masturbarlo con sus manos. Se ruborizó al sentir que deseaba lamerlo y chuparlo por segunda vez…Le desabrochó el pantalón y se lo bajó. Le bajó también el slip y vió de nuevo aquel sexo que tanto le atraía. Nunca encontraba la explicación de que aquel sexo feo le gustara tanto. Lo agarró con su mano y comenzó a moverlo de arriba abajo. Había masturbado muchas veces a su novio pero no sentía lo mismo. Al comenzar a masturbar a ese señor sintió como si en su vagina se hubiera abierto algo y comenzara a derramar su flujo aún en mayor cantidad. Antonio notó que aquel coño se derramaba de placer al agarrar su polla.
             – Te gusta mi polla, verdad? – le preguntó excitado.
             – Cállese….- le avergonzaba contestarle
             – A mi tu coño me encanta mi niña – Antonio se sorprendió diciendo esas palabras.
          La cogió en brazos y la sentó en el sofá. Se arrodilló en el suelo y le separó las piernas. Contempló maravillado aquel coño. No tenía ni un solo vello. Era hermoso, tierno….Laura veía a aquel señor mirándole entre las piernas. El rostro de aquel hombre le indicaba que le gustaba mucho mirarla ahí. Le miraba y sus dedos comenzaron a tocarla cada pliegue de su rajita. Ella sentía placer. Antonio le pidió que subiera los pies al sofá y ella lo hizo. El le pidió que echara su espalda para atrás. Al hacerlo su culo se levantó un poco. Se creyó morir de vergüenza al sentir que en esa postura aquel señor también le estaría mirando su agujero más íntimo…su ano.
            Antonio no le había pedido que se sentara así con la intención de observarle también el ano. Seguía contemplando aquel coño y acariciándolo, cuando al echarse para atrás lo vió. Se sintió avergonzado al darse cuenta que sin dejar de acariciar aquella rajita, no podía evitar mirar entre las nalgas de la pequeña. Entre ellas asomaba lleno de timidez aquel ano. Antonio se puso muy nervioso. Nunca había imaginado que le pudiera ejercer tanta atracción el mirar esa zona de una mujer. Siguió acariciando aquella vagina con ternura y fue cuando vió a aquel agujerito tímido moverse. Rozó de nuevo el clítoris de la muchacha y su ano se contrajo. Una inmensa sensación de ternura hacia aquella zona se apoderó de Antonio. Laura tenía los ojos cerrados por la timidez de sentir que ese señor le estaba mirando su agujerito. Cuando le rozaba con sus dedos el clítoris sentía que entre sus nalgas el culito se contraía por el placer. Antonio le comenzó a rozar el clítoris más seguido y sentía las manos de ese hombre separándole un poco las nalgas. Abrió un poco los ojos para ver qué sucedía y observó que Antonio miraba extasiado su agujerito. Laura vio que Antonio acercaba la cabeza entre sus piernas y deseaba sentir de nuevo los besos de ese hombre en su coñito. Le producía una inmensa sensación de placer sentir que ese hombre no sentía ningún tipo de asco por lamerla. Muchas veces pensaba que su novio si lo sentía y por eso nunca la lamía. En ese momento fue cuando lo sintió. Su cuerpo se agitó totalmente al sentir que Antonio había comenzado a darle besos pequeños pero muy seguidos…Laura se sonrojó al notar que los labios de ese señor estaban dándole besos en el ano. Fue una sensación indescriptible para esa muchacha. Se sonrojó totalmente e intentó apartarse por la timidez.
           – Pequeña es precioso…- Antonio le dijo esas palabras con tanta sinceridad que Laura dejó de intentar apartarse- me encanta ….
           – De verdad? – ella se sintió desconcertada, nunca había imaginado algo así.
           – Si mi niña, es delicioso y tierno….- mientras Antonio le hablaba no dejaba de darle besos en el ano..
          La muchacha se estremeció. Con sorpresa y reparo sintió que aquellos besos le daban placer. Sentía como su culito se movía por las sensaciones. Se abría y cerraba. Sentía espasmos en su culito. Los dedos de Antonio comenzaron a masturbarle el coño. Laura comenzó a temblar, sentía que se iba a correr. El placer que sentía en su ano era tan fuerte que la muchacha no sabía distinguir si se iba a correr su vagina o era su otro agujerito. Sintió la lengua de Antonio lamer entre sus nalgas y no pudo evitar que su agujerito se relajara y fue cuando notó aquel calor de la lengua penetrarla. Se comenzó a correr intensamente y miró. Se quedó asombrada al comprobar que Antonio no la estaba masturbando el coño. La había hecho correrse lamiéndole el ano. La muchacha se quedó temblorosa, avergonzada. Antonio la miró y se dió cuenta de lo que sentía y la abrazó fuerte. Le acariciaba el pelo y él también pensaba en lo ocurrido. Nunca había besado a una mujer ahi y con Laura no solo la había besado sino que la había lamido y saboreado y le había encantado hacerlo…
            Laura aún temblaba de placer cuando se sentó sobre él y lo besó en la boca. Antonio estaba totalmente excitado y ella acercó su vagina a aquel sexo hinchado. Deseaba hacer el amor como la primera vez que estuvieran juntos. Besándolo,  comenzó a frotarse contra él. Era una sensación de muchísimo placer frotar su coño contra esa polla. Antonio acariciaba sus pechos endurecidos y la muchacha gemía excitada. El glande resbaló entre sus labios y lo sintió justo en la entrada de su vagina. Se miraron y se volvieron a besar. Antonio estirando el brazo apagó la luz. No quería que aquella muchacha mirara su cara. Se quedó totalmente a oscuras el salón y Laura se dejó caer sobre él. El sexo de Antonio la penetró con muchísima facilidad, estaba mojadisima. Se sintió totalmente llena y gimió fuerte. Comenzaron a moverse excitados. Laura le estaba haciendo el amor a ese señor. Antonio se movía y le hacía el amor a esa muchacha. Se hacían el amor al mismo tiempo. Sus bocas se buscaban con desesperación. Deseaban grabar en sus mentes para toda la vida aquellos besos y aquellas sensaciones. Pegaron sus caras y sus bocas. Gemían excitados. Sus rostros comenzaron a humedecerse.. Se besaban apasionadamente. Sus lágrimas se mezclaban con sus salivas en las bocas de ambos. Laura comenzó a moverse muy rápido. Antonio empujaba con fuerza hasta el fondo de aquel coño. Lloraban, gemían….Un intenso orgasmo les atravesó desde los pies a las cabezas. Sus cuerpos descontrolados se abrazaron temblorosos…
       Llevaban cinco minutos abrazados en silencio cuando el teléfono de Laura sonó. Ella no quería romper aquel abrazo y no hacía ademán de contestar.
         – Tienes que contestar pequeña…- Antonio cogió el móvil de Laura de encima de la mesa y se lo ofreció.
         – Hola…- era su novio. Laura contestó nerviosa…..- vale. Que me esperas en el centro?…estoy en…vine a comprar una cosa…- Laura no sabía qué decirle…- te llamo yo en un rato y quedamos….Yo también te quiero …- colgó y se volvió a abrazar a Antonio…
          – Tienes que irte mi niña… – su voz delataba la tristeza de Antonio
          – Lo se Antonio…- Laura se levantó del sofá- Puedo dejar la luz apagada?
          – Claro….- una lágrima rodó por la mejilla de ese hombre.
        Laura fue al baño y se vistió. La braguita estaba en el salón pero en la oscuridad no lograría encontrarla. Decidió dejársela como recuerdo de esos días que habían pasado juntos. Era un regalo para ese señor que tanto le había enseñado en apenas una semana y poco. Laura lloraba al acercarse a Antonio. Le dio un beso en la mejilla y la sintió húmeda. Un impulso la llevó a besarlo en los labios. Antonio la escuchó caminar lentamente hacia la puerta. Laura abrió la puerta de la casa y antes de cerrarla escuchó la voz de Antonio llamándola.
            – Laura!!!…- la muchacha se detuvo en la puerta –  se feliz por favor..
            – Tu también Antonio.
           Desconsolada echó a correr y bajó por las escaleras. Le dolía el corazón pensando que nunca más volvería a ver a ese hombre. Lo odiaba por alejarla de él. Sabía que tenía razón en todo lo que le dijo. Lo odiaba…Lo quería. Era la muestra de amor mas grande que nadie había hecho por ella. Antonio solo deseaba que fuera feliz.
            Antonio escondido detrás de la cortina la vio alejarse corriendo. Él también lloraba….Encendió la luz y vió allí la braguita de Laura. Se le encogió el corazón. Cogiendola del suelo la acarició. Aún permanecía el calor de Laura en aquella prenda íntima. Instintivamente la olió y sus lágrimas se mezclaron con la humedad de los flujos de la muchacha….

2 comentarios en “Relato erótico: “El señor y la muchacha (4ª parte)” (POR DULCE Y MORBOSO)”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *