CRISTI Y EL PATÁN

 
Por Engine X
Traducido por Sigma
 

Parte 2 – Doncella de servicio
 
En la que Cristi toma un nuevo trabajo y el patán disfruta las recompensas…
 
Cristi está soñando otra vez; uno de esos largos sueños sudorosos que han empezado a embrujar sus noches en el último mes. Se agita y gira incansablemente en su cama mientras imagina el toque de otro frotando su piel y acariciando su cuerpo. Si tan sólo pudiera aprender a hacer lo que se le dice sabe que todo estaría bien – que se le concedería liberación. Pero ni siquiera sabe quien la toca. Ha estado viviendo sola por más de una quincena desde que echó a Jorge del departamento al final de una terrible discusión. Fue realmente por una tontería pero sintió que tenía que hacerlo. Ya no soportaba tenerlo cerca.
 
Y así ella yace en la cama y sueña sobre ese misterioso “otro” y siente que se cocina sobre la ardiente flama del deseo. Tarde o temprano termina del mismo modo. Su mano se mete entre sus piernas, buscando los húmedos pliegues de su sexo, sabiendo que debe trabajar ella misma para obtener desahogo. Y entonces despierta sorprendida y es como si se hubiera quemado con una cacerola de agua hirviendo. Esta mañana la sensación es particularmente poderosa y ella aúlla de frustración, arroja la cabeza sobre la almohada y suspira mientras su cuerpo se enfría. No hay indulto para la lenta tortura de necesidades insatisfechas. Es hora de prepararse para el día que empieza.
 
El departamento se ve vació hoy. Casi todo está empacado en cajas listas para ser almacenadas. Se baña y se seca antes de vestirse: medias negras hasta el muslo y ligueros, una ajustada minifalda negra y una blusa negra de algodón. Un par de sandalias de tacón muy alto y punta abierta completan su atuendo y checa cuidadosamente su apariencia en el espejo sabiendo que es muy importante que luzca de lo mejor. Hoy será entrevistada para un nuevo empleo.
 
En el mueble a lado de la cama hay una pequeña botella café de píldoras. Cristi la abre y toma la última, tragándola rápidamente. Las píldoras se han vuelto una parte importante de la rutina diaria de Cristi desde que se las recetaron. No puede recordar del todo por que está tomándolas aunque debe estar relacionado con esos periodos intermitentes de confusión mental que ella ahora experimenta casi a diario. A veces olvida cosas, o sólo se confunde un poco. Sería mucho más fácil si tan sólo hubiera alguien que le dijera que hacer. Por supuesto la grabación digital ayuda. Se sienta en la última silla y se pone los audífonos, activando la grabación más reciente. Pronto su respiración es más lenta y sus ojos se cierran mientras una marea de estática y mensajes subliminales fluyen hacía su cerebro. El sonido es tranquilizador y puro mientras empapa su mente, dejándola limpia de cualquier pensamiento de distracción.
 

El teléfono suena, ella se quita los audífonos y contesta en una somnolencia aturdida.

 
“Si… si… si señor. Estoy lista”.
 
Es hora de irse. Checa su bolso y pone llave al departamento antes de apurarse al tren. No quiere llegar tarde. Es muy importante que consiga este trabajo – después de todo ya renunció a su anterior trabajo y dejó su departamento. Ya quemó todos sus botes y ahora se siente un poco ansiosa sobre la próxima entrevista – ¿Y si no es lo bastante buena? Sabe que tiene que esforzarse mucho para complacer a su nuevo jefe potencial.
 
Cuando se baja del tren en la fea estación citadina no recuerda nada de su previa visita. Pero no necesita esas memorias para reconocer la terrible pobreza de los alrededores y para sentir al instante una aprehensión que le aprieta el pecho. ¿Como en el nombre del cielo pudo venir por un trabajo en un sitio como este? Realmente no lo sabe pero está aquí y sabe que tiene que hacerlo. Camina hasta el departamento y toca a la puerta. El Patán abre con una desagradable sonrisa y por un breve segundo de vértigo ella parece reconocerlo. Entonces el momento pasa y él es sólo un desconocido.
 
“H…Hola”, consigue susurrar nerviosamente mientras el insolente hombre la mira de arriba abajo con mal disfrazado interés. “Vine por el trabajo. Me gustaría ser considerada para la posición de doncella”.
 
“Llegas tarde – Te esperaba desde hace quince minutos pero será mejor que entres”, el termina bruscamente “Supongo que debería ver si estás preparada para el trabajo”.
 
Mientras cierra la puerta tras ella el Patán está extasiado. ¡Una rebanada de dulcecito sexy entregada a tiempo! Cristi se ve tan linda en sus ropas elegantes que apenas puede esperar para desvestirla y cautivarla de nuevo. Y obviamente no puede recordar su anterior violación. Para cuando él le deje tener esos recuerdos de vuelta será demasiado tarde para que ella pueda hacer algo al respecto…
 
La entrevista comienza. El Patán puede sentir el nerviosismo de Cristi en el modo en que cruza la pierna para revelar una deliciosa extensión de muslo y traga sin control cuando comienza a preguntarle.
 
“¿Sabe lo que requiere esta posición?”
 
“Bueno… yo pensé… digo…”.
 
“No pienses”, la interrumpió de tajo. “Aquí yo soy quien piensa. Déjame decirte. Si decido emplearte como mi doncella esperaré que cocines y limpies el apartamento. Debes mantener todo impecable y ordenado y debes estar disponible para trabajar a todas horas, de día o de noche. No hay días de descanso ni tiempo libre. ¿Entiendes?”
 
“S…si”, respondió débilmente. Mira los cuartos más que un poco desalentada por el prospecto de limpiar aquí. Hay basura por todos lados y el lavabo está lleno de trastes sucios.
 
“Bien. Se espera que uses un uniforme que yo te entregaré. En ocasiones se te llamará para realizar ciertos servicios especiales que serán claramente explicados en el momento. Estas son condiciones razonables, ¿No crees?”
 
“Bueno, supongo que si, quiero decir…”
Parece que ella está al borde de las lágrimas pero las drogas y el condicionamiento remoto han sido muy efectivos y a pesar de la ultrajante naturaleza de sus condiciones Cristi se doblega ante las demandas del Patán. Por supuesto no tiene una idea precisa de cuales serán estas demandas pero la pequeña rubia a progresado mucho en el camino de la sumisión como para preguntar más.
 
“Bien. Ahora hay algo más que debes entender. Requiero completa e instantánea obediencia a mis ordenes. No aceptaré otra cosa. Si descubro que has fallado en completar cualquier orden serás castigada. No tolero el comportamiento descuidado y no aceptaré excusas. ¿Entendido?”
 
“S… s… si”
 
“Bien. Y ahora que he explicado lo que espero de ti, mejor me dices por que crees que eres capaz de trabajar para mí. Y no te molestes en mentirme – yo se cuando una tonta jovencita trata de engañarme”.
 
El Patán encuentra la patética búsqueda de palabras de Cristi muy entretenida, pero no la deja continuar por mucho rato. Ante tan absurda petición los esfuerzos de la joven por complacer están estimulando su conciencia y si no tiene cuidado ella podría romper su condicionamiento. No. Es suficiente verla luchar como un pez en el anzuelo. El cansancio por si sólo hará mucho más fácil atraparla. Y para continuar el proceso detiene los pensamientos de ella para regresar a preguntas y respuestas directas.
 
“Bueno – es suficiente. Veamos si te has preparado apropiadamente”.
 
El Patán revisa una lista de todas las cosas que le pidió a Cristi por teléfono las últimas semanas. Cada una fue diseñada para ayudar a sacarla de la sociedad, cortar con sus amigos y prepararla para su nueva vida como su doncella. Una doncella que no será esperada en ningún lugar ni extrañada por nadie. Una doncella que puede ser su esclava para poseer y usar exactamente como el quiere.
 
Las respuestas son muy satisfactorias. La renta fue pagada y el contrato por el apartamento cancelado. La cuenta de banco de Cristi ha sido cerrada, revisa todo el efectivo que saco y se lo entrega – es una buena suma y será útil después para el equipo que el Patán planea comprar para ayudarle a controlar a Cristi más fácilmente.
 
“Bien, todo parece en orden”, él dice al fin. “Puedes empezar de inmediato. Y para comenzar déjame presentarte a un amigo mió”.
 
El Patán va a un mueble junto a la ventana y regresa con un delgado bastón de bambú que gira entre sus dedos como la grotesca parodia de una porrista hinchada.
 
“Este es mi amigo, el señor Bastón ¿Entiendes?”
 
Sonríe siniestramente.
 
“Debes saber lo que el señor Bastón te hará si eres traviesa. Vamos a llamarlo tu primera lección ¿Te parece? ¡Párate e inclínate! ¡Ahora!”
 

Cristi se levanta y asustada por la autoridad de su nuevo jefe pronto esta tocando con las manos las puntas de sus pies (o tan cerca como puede en sus tacones altos).

 
“Tendrás que hacer algo de ejercicio para hacer tus miembros más flexibles”, el hombre se queja susurrando, pero en verdad está muy complacido con la rapidez y carencia de duda en la respuesta de Cristi. Camina hacia su presa y desliza su mano por la parte posterior de sus piernas, sorpresivamente levantándole la falda para revelar su trasero. Un delgado par de pantaletas negras de encaje la cubre sólo por unos cuantos momentos antes de que se las bajen hasta las rodillas. El desnudo trasero de Cristi es tan interesante en todo como recordaba y hoy sufrirá un castigo más severo que las simples nalgadas que recibió la primera vez. Blande al sr. Bastón para dos o tres amenazas experimentales disfrutando la manera en que las nalgas de Cristi se tensan y relajan en anticipación involuntaria. Ella está aterrorizada, temblando y no entiende por que se encuentra en este espantoso predicamento. Pero desobedecer a este hombre horrible es de algún modo impensable – sólo puede dejarlo castigarla. Y quizás en verdad lo merece. Después de todo llegó tarde a la entrevista.
 
El primer golpe la toma desprevenida mientras piensa en su culpa. Impacta completamente en la parte más ancha de su trasero y la hace chillar de angustia.
 
“¡Silencio perra!”, dice el Patán y Cristi queda reducida a un suave llanto mientras él le da otros cinco golpes, cada uno creando una brillante línea roja de agonía sobre el suave trasero de la chica. Recordará este castigo por algún tiempo ¡Eso es seguro! Cuando él ha terminado le da una vuelta para revisar su trabajo. Acariciando la carne recientemente golpeada, sigue las líneas hechas por su bastón haciendo temblar a la chica convulsivamente. Entonces hace su movimiento. Su mano sondea entre sus muslos y encuentra el caliente pozo de su sexo. Para su inmensa satisfacción está húmedo de vergüenza y estimulación. Una pequeña boqueada de angustia y vergüenza mezcladas interrumpen su suave llanto de humillación. Este es justamente el efecto que había estado buscando producir. Los subliminales, las drogas y la hipnosis que se ha auto administrado bajo la guía de sus instrucciones telefónicas han trabajado en conjunto para llevar a la adorable rubia a esta situación desesperada. Negándole cualquier desahogo sexual desde el primer momento en que el Patán tuvo placer con ella, ha sido mantenida en un estado de creciente frustración y enseñada a esperar castigo. Ahora aprenderá a asociar el dolor y el placer, pero más importante aun, a asociar obediencia y placer. Él no puede esperar más y libera su creciente órgano de su ropa interior.
 
“Ahora abre un poco tus piernas”, le dice a la rubia, y cuando trata de enderezarse, es forzada a inclinarse de nuevo para que su trasero este presentado de manera más ventajosa. Entra fácilmente en ella, disfrutando la sensación de su estrecho túnel atrapando su miembro con un espasmo involuntario de placer. Sus manos agarran sus caderas y la bombea, dentro, fuera, dentro, fuera, haciéndola boquear en indeseada gratificación. Entonces, en el último momento, dice las fatales palabras…
 
“¡Eres una muy buena cogida, bizcocho azucarado!”
 
Cuando ella escucha la palabra clave, implantada por primera vez en su cerebro por medio de su propio mp3 en el tren hace tanto tiempo, todos sus recuerdos vuelven de golpe. Bizcocho azucarado…
 
En un borrón los recuerdos de Cristi regresan. Recuerda los espeluznantes y horribles detalles de la primera conquista del Patán sobre su cuerpo. Comprende exactamente como ha continuado su manipulación de ella y como la ha traído a este temeroso estado sin amigos o aliados y a su merced. Por un breve momento el velo creado por las drogas y la hipnosis se desgarra y ella grita. Entonces el Patán se viene – vaciándose profundamente dentro de su bonita victima rubia y llevándola a un simultáneo orgasmo de tal poder que la atonta. Y cuando se acaba la joven mujer se desploma en rendición, comprendiendo por primera vez que este repugnante hombre ahora ha ganado control completo sobre su cuerpo y su mente. Ahora todo lo que le queda, es especular con miedo sobre exactamente que planes tiene para ambos…

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